Tras la muerte de Raúl, un niño de siete años con cáncer, sus padres tuvieron que ponerse en contacto con el Ayuntamiento de Fuenlabrada una comunidad en Madrid, España, porque no tenían dinero para el velorio; las funerarias rechazaban hacerse cargo de los gastos del funeral.
El cuerpo sin vida del menor de edad permaneció más de 20 horas en el sillón de su casa. La familia no contaba con 1,600 euros (casi 38 mil pesos) para pagar el servicio.
El infante pasó sus últimas horas de vida en su casa en vez de en el hospital por deseo de los padres.
Al final, una funeraria aceptó en hacerse cargo de los gastos del funeral de Raúl.
Con información de la Sexta
HVI
