Tras más de 1,000 años de servicio, la Casa de Moneda de París ha abierto sus puertas al público con una extensa exposición de tesoros, monedas de coleccionistas y un vistazo a los artesanos en sus talleres.
En la ribera del río Sena, trabajadores cincelan y graban medallas y otros objetos en la fábrica que se anuncia como la más antigua de la capital francesa, con una historia que data del año 864.
Desde la aparición del euro en 2002, la casa de la moneda trasladó la producción a escala industrial de las monedas a una planta en la localidad de Pessac, en el suroeste.
Su fuerza laboral, de unas 150 personas, cuenta con que coleccionistas, curiosos y turistas le den un nuevo impulso.
“Aquí acuñamos monedas que aún tienen un valor”, dijo el presidente ejecutivo de la casa de la moneda, Aurélien Rousseau. “Pero con más frecuencia son los coleccionistas quienes están interesados en estos productos”, agregó.
La exposición incluye antiguos cofres de tesoros, una moneda de más de 2,000 años y el metro de platino que sigue siendo el referente internacional del sistema métrico.
tfo