Al entierro de Felipe de Jesús Pérez Luna, “El Ojos”, en el panteón San Lorenzo, acudieron decenas de hombres, mujeres y niños, quienes iban en bicicletas, vehículos y moto taxis con coronas de flores.
Nadie se escondía y había un apoyo manifiesto al hombre que cayó abatido el jueves, durante un operativo de la Secretaría de Marina (Semar), quien estaba acusado de encabezar una banda de narcomenudistas y existía una orden de aprehensión en su contra, por homicidio.
La abierta manifestación de apoyo a un criminal no es exclusiva del oriente de la Ciudad de México.
El 31 de marzo, pobladores de Tlacoachistlahuaca, Guerrero, bloquearon el avance de elementos del Ejército, que iban a destruir sembradíos de amapola; mujeres y niños con palos, los detuvieron.
El 4 de mayo, en represalia por los detenidos y fallecidos tras un operativo en Palmarito Tochapan, Puebla, unos 300 pobladores bloquearon la autopista Orizaba-Puebla, en ambas direcciones, durante varias horas.
El 22 de mayo, en Tlalancaleca, Puebla, en la zona del Triángulo del Huachicol, habitantes de la comunidad San Francisco Tláloc desafiaron a las autoridades.
En medio de policías estatales y municipales, los pobladores recolectaron, durante más de tres horas, el combustible que salía de una toma clandestina.
La defensa de actividades ilegales es cada vez más frontal y desafiante, como ocurrió en Cuesta Blanca, Puebla, el pasado 13 de junio, cuando pobladores encararon a infantes de Marina.
Con información de Cecilia Reynoso.
RMT