No cesa la desaparición de personas en Sinaloa. Entre abril de 2016 y abril de 2017 los llamados levantones se incrementaron 18 por ciento. Pasaron de 2016 a 2 mil 444.
“Claro que va en aumento. Yo no he visto una disminución. Al contrario, pasan los años, pasan meses y creo yo que está más descarada la manera en que actúan”, dijo Issi Quezada, quien busca a su hermano.
La zona norte de la entidad es el lugar donde se registra el mayor número de casos. Comprende los municipios de Ahome, El Fuerte y Choix.
Las desapariciones no son nuevas, pero sí preocupantes, dice la visitadora regional de Derechos Humanos de Sinaloa, María Araceli Sepúlveda.
“Entre 2013 y 2014 fue cuando hubo el mayor número de personas desaparecidas en la región y que muchas de ellas todavía siguen en ese estado, no se han encontrado. Pocas se han identificado y han sido entregadas a sus familiares”, señaló.
Hace unos días, familiares directos de personas desparecidas acudieron a distintos hospitales de Sinaloa para que se les tomara una muestra de sangre.
El propósito fue obtener una muestra de ADN para confrontarlo con el extraído a cuerpos o restos humanos localizados por la autoridad o por los colectivos sociales dedicados a la búsqueda de sus familiares en fosas clandestinas.
Guadalupe Alderete fue una de las personas que dio una muestra de sangre para conformar un banco de datos confiable.
Busca a su hermano Jesús Manuel, quien desapareció el 30 de diciembre de 2014.
“Él se encontraba en el Ejido 2 de abril, en El Fuerte, Sinaloa. Estaba en un taller mecánico, cuando llegó un Tsuru blanco con 6 -7 sujetos y lo subieron al carro y se lo llevaron. Desde ese día ya no volví a saber de él”, narró Guadalupe Alderete, presidenta del Colectivo Buscadoras Por La Paz en Sinaloa.
Desde hace cuatro años, Issi Quezada y su familia buscan a su hermano Javier Fernando.
Un grupo de desconocidos se lo llevó de un domicilio particular en Los Mochis, Sinaloa, el 11 de abril de 2013.
Hasta hoy se desconoce su paradero.
“Es un dolor inexplicable, la verdad”, dijo Issi.
Patricia Sotelo es otro caso. Busca a su hijo Jesús Alberto desde el 1 de junio de 2013. Entonces tenía 18 años.
Dos hombres lo interceptaron cuando se dirigía a su trabajo en Los Mochis y hasta hoy nada sabe de él.
“No sólo busco a mi hijo. Así como hemos encontrado otros cuerpos, podemos encontrar el cuerpo de cualquiera de nuestras compañeras. Entonces pueden estar vivos. Pueden estar muertos, pero en donde estén ahí los vamos a encontrar”, refirió Patricia.
Sinaloa ocupa el cuarto lugar nacional en los registros de personas desaparecidas o no localizadas, solo después del Estado de México, Jalisco y Nuevo León, según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
“Esto es un desierto, un desierto que desafortunadamente no se le ve término, porque cada día hay más desaparecidos, cada día hay más madres que sufren y claman”, concluyó Patricia Sotelo.
Con información de Óscar Hernández
KAH