Brady, el estelar quarterback del equipo, avisó a la Casa Blanca que estaba lidiando con algunos “asuntos familiares” y no acudiría a la ceremonia con el presidente Donald Trump. Más de dos docenas de jugadores no participaron, algunos por motivos políticos.
Poco antes de la actividad, Brady publicó en Instagram una foto de sus padres, deseándoles un feliz aniversario.
Trump felicitó a los Patriots y destacó que “ningún equipo ha sido tan bueno, durante tanto tiempo”.
“Fue un trabajo de equipo. Esa es la belleza de lo que hacen, ganan como equipo”, dijo Trump, quien comparó la remontada de un déficit de 25 puntos contra los Falcons de Atlanta en el Super Bowl con su propia victoria en las elecciones presidenciales. “Los expertos se equivocaron, ¿no es así? Dijeron que no podrían lograrlo”.
Un jugador que sí apareció sorpresivamente en una conferencia de prensa de la Casa Blanca antes de la ceremonia oficial: el tight end Rob Gronkowski asomó la cabeza por una muerta en la sala de prensa, mientras el secretario de prensa Sepan Spicer atendía a los medios.
Gronkowski preguntó en tono de broma a Spider si necesita ayuda, lo que arrancó algunas risas. Spicer, un fanático de los Patriots, respondió “creo que estoy bien. Pero gracias”.
La actividad con Trump fue horas después que se divulgó la noticia de que Hernández, tight end de los Patriots entre 2010-12, se ahorcó en su celda de prisión. Hernández cumplía con una sentencia de cadena perpetua por un asesinato en 2013, y la semana pasada había sido exonerado de otros dos homicidios.
Un vocero de los Patriots dijo que el equipo estaba al tanto del deceso, pero no comentaría al respecto.
Kraft fue uno de al menos siete dueños de equipos de la NFL que donaron un millón de dólares cada uno al comité inaugural de Trump, según un nuevo informe sobre donativos.
“Es un honor para nosotros festejar lo que fue el campeonato que más disfrutamos, con un muy buen amigo y alguien cuya capacidad mental y fortaleza admiro mucho”, dijo Kraft. El equipo entregó al presidente una camiseta con el número 45 y su apellido “Trump” en la espalda, además de un casco del Super Bowl.
RAMG