CORRUPCIóN

Duterte aplaza su guerra contra las drogas para ‘limpiar’ la Policía filipina

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, suspendió temporalmente su “guerra contra las drogas” para centrarse en eliminar la corrupción policial tras el asesinato de un surcoreano en el cuartel general de la Policía Nacional.

“Tenemos que enfocar nuestros esfuerzos en la limpieza interna, y cuando se solucione el problema, el Presidente nos ordenará que volvamos a la guerra contra las drogas, pero de momento, no más operaciones antidroga”, afirmó el jefe de la Policía, Ronald Dela Rosa, en un discurso en el cuartel de Campo Crame, en Ciudad Quezón.

Dela Rosa realizó el anuncio después de que Duterte reconoció que la Policía filipina es “corrupta hasta la médula” y de que prometiera enfocar sus esfuerzos en “limpiar” la institución llevando a cabo una investigación exhaustiva para señalar a los agentes implicados en actividades ilegales.

El presidente aprovechó para asegurar que tras la limpieza de los cuadros policiales, la “guerra contra las drogas” se prolongará hasta el final de su mandato en 2022 y no solo por un año como había planeado anteriormente.

Desde que Duterte llegó al poder en junio de 2016, su campaña ha provocado más de 7 mil muertes de personas presuntamente vinculadas con el narcotráfico, de las que 2 mil 527 han sido a manos de los agentes en supuestos enfrentamientos con los sospechosos, según datos de la semana pasada.

El nuevo anuncio llega a raíz del escándalo generado tras destaparse el caso de Jee Ick-joo, un empresario surcoreano asesinado hace tres meses.

El pasado 18 de octubre varios individuos -entre ellos al menos un policía- se llevaron a Jee y a su asistente de su domicilio, en la ciudad de Angeles, situada a unos 100 kilómetros al norte de Manila, en una supuesta operación antidroga.

Ambos fueron trasladados a Campo Crame, donde liberaron a la asistenta, pero el surcoreano fue estrangulado ese mismo día, según la investigación.

La viuda, Choi Kyung-jin, aseguró que los secuestradores le pidieron un rescate por liberar a su marido haciéndole creer que estaba vivo.

El caso, cuya investigación en el Senado comenzó el jueves pasado, generó una gran polémica al mostrar el clima de impunidad creado por la campaña antidroga del presidente filipino.

El asunto amenaza además con deteriorar las relaciones con Corea del Sur, un país que proporciona amplias inversiones y un flujo constante de turistas a Filipinas.

En la campaña que le llevó a la victoria en las elecciones presidenciales celebradas en 2016, Duterte prometió limpiar Filipinas de narcotraficantes y adictos al considerar que la droga está destruyendo a las nuevas generaciones del país.

 

LHE