CRIMEN Y SEGURIDAD

Estabilidad emocional, tarea básica para la reinserción en penal femenil de Saltillo

Las 52 internas del Centro Penitenciario Femenil de Saltillo, Coahuila, están recluidas por homicidio, robo o secuestro.

El 90% de ellas son madres de familia, con sentencias desde tres hasta 60 años de prisión.

Para este penal de mujeres, certificado por la Asociación Americana de Correccionales (ACA) y con el primer lugar en el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la estabilidad emocional es una tarea básica para lograr la rehabilitación y reinserción social de las reclusas.

Fabiola, una de las internas, comentó que “a las personas que les dan sentencia les dan terapia con psicólogos… Antes te sentenciaban y tu sabías si corrías para la iglesia o corrías para otro lado. Ese día corrí para mi cuarto”.

Acusada de homicidio, Fabiola lleva 14 años en prisión de los 60 que tiene de sentencia; espera reducir la condena por buen comportamiento.

Fabiola dijo que fue cómplice de su esposo y él sigue libre, “él se metió a una casa y yo trabajaba ahí y él los mató y yo, por haberme quedado callada… él me había dicho que me iba a sacar y nunca me sacó”.

Fabiola tenía 19 años cuando fue ingresada al penal y anhela salir para recuperar a sus hijos.

Volví a hacer la primaria, secundaria y estoy en prepa y lo de los talleres… El estar aquí pierdes muchas cosas de allá afuera, como tu familia”, agregó.

Como parte de las actividades encaminadas a la reinserción social, una vez que las internas cumplen con su trabajo remunerado en los talleres de maquila, sus actividades dan un giro.

El objetivo es rehabilitar vidas de la delincuencia y de la adicción.

Sofía Esmeralda, otra de las internas del penal de Saltillo, relató:

Empecé a drogarme, empecé andar en pandillerismo, empecé luego a prostituirme, de ahí me llevó a conocer a unas personas con las cuales me involucré… yo hice muchas cosas, matamos mucha gente, vi el sufrimiento de mucha gente”.

Después de seis años de prisión, Sofía Esmeralda aseguró que las adicciones, la delincuencia y la violencia, ya no son parte de su vida.

“Yo digo nunca es tarde para empezar de nuevo… la gente ha venido de instituciones y han visto que tenemos sed de cambiar, sed de reinserción”, subrayó.

El teléfono es un instrumento esencial y única conexión con el exterior, para poder llamar tienen una clave personal.

El comercio al interior del penal no existe, la única tiendita de misceláneos es controlada por las autoridades del centro penitenciario y las internas no manejan dinero en efectivo, solo firman.

Veinte custodios, en su mayoría mujeres, se encargan de la seguridad.

Víctor Manuel Zamora Rodríguez, secretario de Gobierno del estado de Coahuila, destacó que “los reos de Coahuila no tienen control aquí, con mucha supervisión, con buenos tratos, con buena calidad de vida”.

En ese penal, realizan “hasta dos revisiones… entramos en la mañana y en la tarde volvemos a entrar”, añadió.

A las 17:45 horas, hay otro pase de lista.

A las 18:00 horas, las reclusas vuelven a sus dormitorios donde habitan de ocho a 12 mujeres en cada celda.

 

Con información de Adriana Valasis.

 

RMT