ARTE Y CULTURA

Santuario sobre cerro es la última estación de los peregrinos que visitan Talpa

Miles de feligreses se dirigen al ‘Espinazo del Diablo’, última estación de su peregrinar para llegar a Talpa, Jalisco, y visitar a la virgen.

El lugar se encuentra adornado de veladoras, también se puede visitar una capilla, que en su interior hay decenas de fotografías de personas, muchas de ellas ya fallecieron, otras padecen alguna enfermedad.

Sus familiares piden a la virgen salud.

En la cúspide de la montaña se encuentran cientos de cruces clavadas en la tierra y reforzadas con piedras. Cada una conmemora a los fieles que en vida enseñaron a sus descendientes el camino hacia Talpa.

El señor Roberto duró más de dos décadas subiendo esta montaña junto a su madre, misma que falleció meses atrás. Este año decidió visitar ese lugar, que tanto le recuerda a su madre.

Roberto Rodríguez relató que viaja triste porque su madre, que lo había acompañado durante 26 años a las peregrinaciones, falleció.

Andrés Baltazar, originario del Estado de México, caminó este año llevando en sus manos una Virgen del Rosario. El motivo: agradecerle el milagro que hizo por su hijo.

Tras descender el cerro del ‘Espinazo del Diablo’, en el lugar conocido como ‘Las Cruces’, espera a los pregrinos un rico desayuno.

Varios kilómetros más adelante está la localidad ‘El Jacal’. En este lugar peculiares gritos convencen a los fieles disfruten de un sabroso atole y otros antojitos.

Son las famosas aplaudidoras, que alivian el hambre a los peregrinos, aunque aún faltan 17 kilómetros de camino árido.

Con información de Julio Silva.
BLR