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Ejecutó 12 preludios, del músico alemán Johann Sebastián Bach, una prueba difícil y más cuando eres invidente. Sin embargo, la vida de Antonio ha sido de retos día a día.
Es ciego de nacimiento, pero dotado de una prodigiosa habilidad musical y ha tomado su condición como una bendición de vida.
José Antonio López Gutiérrez, egresado de la Facultad de Música de la UNAM, dijo: “Yo lo he tomado como una bendición porque gracias a la falta de visión pude agudizar mis otros sentidos, el tacto, el olfato, el oído que son esenciales para poderme desplazar, para poder sentir todo, el oído, sin duda, pues para sentir la música”.
Su gusto por la música surgió desde niño; a los tres años en un teclado que le regalo su abuelo sabía tocar el Himno Nacional.
“Yo sacaba las cosas que oía, lo sacaba de oírlo”, destacó José Antonio López Gutiérrez, egresado de la Facultad de Música de la UNAM.
Fue autodidacta luego aprendió en sistema braille, la teoría y el solfeo.
Es hijo de una madre soltera, de la que heredó la fortaleza y perseverancia.
José Antonio López Gutiérrez señaló: “Mi mamá es amor, es mi universo, es todo para mí”.
En su niñez, Antonio formó parte de la estudiantina de APAC, de la Orquesta Sinfónica Infantil de México, en donde ganó su lugar como cualquiera, a través de una audición.
La preparatoria la cursó en una escuela privada becado por su buen promedio.
Ahora espera seguir una maestría en su especialidad.
“Para mí la integración es algo fundamental, es pertenecer como cualquier persona a la vida, a la sociedad y aquí es lo que busco que se refleje”, dijo José Antonio López Gutiérrez, egresado de la Facultad de Música de la UNAM.
En los gastos de la casa ayuda a su madre con lo que gana por tocar en las iglesias y eventos privados, además es maestro de música.
José Antonio López Gutiérrez dijo: “Yo no sé qué tanto soy ejemplo para alguien yo quiero realizar lo que me toca hacer, mis deberes, como persona, con mi país, con el mundo, con la vida”.
Con información de Guadalupe Madrigal
LSH
