ECOLOGíA

Población de osos polares del Ártico disminuye por el cambio climático

Desde Kodiak, en el sur de Alaska, volamos a Anchorage y de ahí hacia el norte. Vamos a la Isla de Barter, donde el frío es implacable la mayor parte del año.

Kaktovik es un poblado de 300 habitantes. Esta es la tierra de los Inupiat, en uno de los climas más difíciles del mundo. A las afueras del pueblo nos instalamos, usamos lentes largos. Después de dos horas de grabación encontramos una primera imagen de ensueño.

Oso polar en Kaktovik, Alaska (Por el Planeta/Noticieros Televisa)

Pero detrás de esta imagen existe un drama que apenas estamos por conocer.

Cae la tarde, el viento comienza a soplar. La temperatura es de 11 grados bajo cero, sensación térmica de menos 18.

La primera advertencia: no caminen solos en la noche.

Letrero de Kaktovik (Por el Planeta/Noticieros Televisa)

Ha comenzado a nevar. De pronto observamos una familia de osos que ha rebasado los límites. Es una madre con tres cachorros, que se acercan a menos de 50 metros. Tienen hambre, pero las luces del vehículo parecen disuadirlos.

Nos dirigimos hasta el llamado “bone pile”, una pila de huesos de ballena que pareciera una especie de cementerio, donde los pobladores de Kaktovik han dejado los restos de la última cacería de “bowheads” o ballenas boreales.

Pila de huesos de ballena con osos polares (Por el Planeta/Noticieros Televisa)

“Los osos llegaron a la costa porque el hielo se ha ido, han permanecido en la costa durante cinco meses con muy poca comida y definitivamente no pueden seguir así. La población ha disminuido desde hace 10 años, la población del mar de Beaufort era de mil 200 ahora es de 900, y se está perdiendo”, afirma Robert Thompson, guía y activista en Kaktovik.

Observamos como los osos se mantienen horas buscando algún resto de comida entre los huesos. El problema es que no pueden buscar a sus presas, mientras no se forme el llamado hielo marino.

“Un oso de estos corre más que un caballo, tienen una tracción impresionante, aunque estén en hielo, siempre y cuando estén haciendo su negocio y estén en lo suyo, no es peligroso pero en cuanto voltean a ver hacia nosotros y nos voltean a ver y les da curiosidad, es momento de subir a la camioneta, no puedes pasarte un segundo más, pareciera que son animales tiernos y son ositos de peluche, pero son depredadores máximos”, asegura Ramón Castellanos, líder de expedición.

Oso polar en Alaska (Por el Planeta/Noticieros Televisa)

Contrario a lo que se piensa, la piel del oso polar no es blanca sino negra. Tan negra como los bordes de su hocico ya que así retiene la radiación solar y aumenta su temperatura corporal. Y su pelaje no es blanco, sino transparente, lo que aumenta la absorción de calor. Además, el pelo de los osos polares es hueco y contiene microburbujas de aire que actúan como aislante ante el frío del exterior. Su pelaje tiene una textura aceitosa que funciona como repelente al agua y se ve blanco por simple ilusión óptica, ya que refleja la luz del entorno.

Esta puede ser una imagen por la que cualquier fotógrafo de naturaleza apostaría todo, pero al mismo tiempo es una postal dramática, incluso trágica.

“El drama es patente y los osos tienen hambre, y tienen hambre no porque no haya comida, sino porque no pueden llegar a ella”, señala Ramón Castellanos, líder de expedición.

Los osos polares de Kaktovik podrían ser los primeros refugiados del cambio climático en el Círculo Polar Ártico.

“Los osos están aquí porque han perdido su hábitat y la población ha disminuido ya un 25 por ciento en un período de 10 años, esa es la historia que debería contarse”, dice Robert Thompson.

Mañana, seguiremos a una inusual familia de osos polares.

Con información de Alberto Tinoco Guadarrama

MLV