CONFLICTOS ARMADOS

Negociaciones sirias de paz se reanudarán con la incógnita sobre el rol de EU

Tras varios intentos fallidos y nueve meses de pausa, las negociaciones de paz para Siria impulsadas por la ONU se reanudarán esta semana en Ginebra, bajo una nueva configuración del orden mundial en la que el rol que asumirá Estados Unidos es un gran enigma.

La semana empezará con la llegada a esta ciudad suiza de los delegados del Gobierno sirio y de los grupos opositores políticos y armados, que en el pasado se unieron en una coalición negociadora, para permitir el inicio formal del proceso el próximo jueves.

El régimen sirio siempre negó legitimidad a esa plataforma opositora y acusó a varios de sus miembros (vinculados a la lucha armada en Siria) de terroristas y al resto de no representar más que sus propios intereses para acceder al poder político.

La fragmentación de la oposición daba pie a esa estrategia de descrédito y constituye hasta ahora uno de los mayores obstáculos para la composición definitiva de una delegación opositora.

De un lado está la oposición puramente política, algunos de cuyos miembros más destacados viven en el exilio y a quienes el régimen de Bashar al-Asad acusa de estar desconectados de la realidad siria y de seguir los designios de intereses exteriores.

De otra parte se encuentra la oposición armada, compuesta de una multitud de grupos y brigadas rebeldes, varios de los cuales están agrupados en el Ejército Libre Sirio, cuya ala política es el Consejo Nacional Sirio y que inicialmente fue formado por desertores de las Fuerzas Armadas.

Ambos ejes, el político y el militar, han sido incluidos para esta nueva ronda en la Comisión Suprema de las Negociaciones (CSN), la coalición que participó anteriormente en las conversaciones.

Para las reuniones que empezarán esta semana, la CSN ha optado por cambiar de liderazgo y, más simbólico aún, ha aceptado incorporar a grupos de la oposición tolerada por al-Asad y a los que Rusia siempre se ha referido como interlocutores válidos.

Sin embargo, la lista de la delegación opositora aún no es definitiva y “las consultas (a este respecto) continúan”, según ha señalado Yara Sharif, portavoz del enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura.

Con los preparativos relativamente avanzados, De Mistura ha acelerado en los últimos días sus viajes y reuniones con algunos de los protagonistas de este proceso de paz, con el que se ha intentado, hasta ahora de manera infructuosa, poner fin a la guerra civil en Siria, que se calcula ha costado la vida de unas 400 mil personas.

Si bien están claras las posiciones de países como Rusia e Irán, que respaldan política y militarmente al Gobierno sirio, y de Turquía y los países árabes más influyentes en la región, que apoyan a las fuerzas opositoras, el enfoque que adoptará la nueva Administración en Estados Unidos es un misterio.

En la Conferencia de Seguridad de Múnich, De Mistura se preguntó hoy en voz alta ante la prensa dónde está Estados Unidos, en cuanto a una solución política al conflicto sirio.

“Yo no puedo decíroslo porque no tengo idea”, reconoció, aunque dijo que, si el objetivo de la Administración del presidente Donald Trump es vencer definitivamente al grupo terrorista Estado Islámico (EI), se necesita “una solución creíble” en Siria.

Estados Unidos y Rusia se han disputado durante años la influencia en este conflicto, hasta que la segunda tomó la delantera con una intervención militar que invirtió la relación de fuerza en la contienda a favor del régimen de al-Asad, así como con iniciativas diplomáticas paralelas a las de la ONU y para las que se alió con Irán y Turquía.

Recientes reuniones diplomáticas en Astaná, convocadas por ese trío de países para ofrecer garantías del actual alto el fuego, han confirmado hasta qué punto Estados Unidos ha quedado relegado de cualquier iniciativa en la cuestión siria.

Los encuentros de la capital kazaja han sido vistos igualmente como intentos de debilitar las negociaciones promovidas por la ONU, que son defendidas por los tradicionales aliados de Estados Unidos, como el Reino Unido, Francia o Alemania.

“Está claro que una solución política (al conflicto sirio) debe ser alcanzada en Ginebra y bajo los auspicios de Naciones Unidas y que no puede haber ninguna negociación paralela”, ha afirmado el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Sigmar Gabriel.

Su homólogo francés, Jean-Marc Ayrault, ha advertido de que el proceso de Ginebra puede fracasar, si Rusia e Irán no utilizan su influencia para que el Gobierno sirio deje de calificar a toda la oposición de terrorista.

JLR