ARTE Y CULTURA

Historia de amor prohibido inspira acueducto de Querétaro

El acueducto de Querétaro, símbolo de la ciudad, es una obra monumental que mandó construir entre 1726 y 1735 por Juan Antonio de Urrutia y Arana, marqués de la Villa del Villar del Águila, para satisfacer una petición de las monjas capuchinas y llevar agua hasta la capital.

La leyenda cuenta una historia de amor prohibido, pero que beneficio a la ciudad de Querétaro fruto de esa relación.

Eduardo Revelo Arriola, cronista de Querétaro, dijo que “hay un mito muy común que habla de que la religiosa era la amante del marqués y le pide que le dé agua”.

El acueducto, uno de los más grandes de México, consta de mil 226 metros de longitud y 45 metros de altitud que conforman sus 74 arcos.

Revelo Arriola agregó que “según los registros fueron más de 5 mil personas trabajando para construir esta arquería”.

Mariana, turista, “lo ves e inmediatamente te impacta porque, pues está enorme”.

La arquería está hecha de arena, piedra, cal y barro, la gravedad hace el resto. Fue el 26 de octubre de 1735 cuando llegó el agua a la ciudad.

Revelo Arriola indicó que “hizo el canal justamente del capulín a donde empieza el cerro de paté; la arquería tiene 2 grados de diferencia de este punto inicial a este punto final”.

Laura, turista, dijo que “es un lugar muy bonito, muy tranquilo para poder venir aquí a distraerse un rato de todas las preocupaciones y bueno además es un sitio muy histórico”.

La obra arquitectónica costó en esa época 128 mil pesos. A pesar de ya no abastecer a la ciudad, dentro de su canal sigue corriendo agua, lo que lo mantiene vivo y en buen estado.

BLR/JLR