El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) firmado en 1994, está en su cuarta ronda de negociaciones y Donald Trump sigue amenazando con retirar a Estados Unidos. El fin del acuerdo tendría un impacto profundo y diverso en los tres países que lo conforman, como anticipan algunos comerciantes mexicanos que tienen sus negocios en comunidades de Nueva Jersey.
Francisco Javier del Toro García, comerciante mexicano en Passaic, Nueva Jersey, asegura que, en su negocio, “todo es hecho a mano y estamos muy orgullosos de importar cultura y de distribuir tradición. Miles de piezas, nosotros tenemos cada dos semanas un camión que llega aquí a Nueva Jersey con producto; artesanías mexicanas”.
En 2005, la familia Del Toro García, de Ciudad Guzmán, Jalisco, estableció en Passaic, Nueva Jersey, un negocio de distribución de muebles y artesanía que abastece a miles de comercios en Estados Unidos y genera ingresos a unas 200 familias mexicanas de artesanos de 24 de estados, facilitándoles su propio taller.
Francisco Javier del Toro García explica que los artesanos “siguen siendo los dueños de su taller, pero si me venden la producción a mí, por ejemplo, les ayudamos a hacer más grandes sus tejabanes para secar sus productos, compramos nuestros propios moldes, les ayudamos con materia prima”.
Lilia Ríos, otra comerciante mexicana en Passaic, Nueva Jersey, detalla: “nosotros no fijamos costos; nosotros decidimos si es un producto que podemos comercializar con base en el costo que el artesano nos está dando”.
Para esta familia mexicana la actualización y revisión del TLCAN es necesaria y podría aportar nuevas posibilidades. Terminarlo, causaría aranceles que se impondrían en los productos y pesarían directamente en el bolsillo del consumidor.
Del Toro García aseveró que analizan las formas de reducir el impacto, mediante “negociar a lo mejor mayores cantidades, a lo mejor reducir otro tipo de gastos para mantener el precio, pero definitivamente el consumidor final es el que va a venir pagando el producto”.
Lilia Ríos indicó que “cualquiera que sea el consumidor final, no vamos a etiquetarlo, no lo llamamos mexicano o latino, el consumidor final de los productos de importación de México va a ser quien va a pagar el impacto de todas las negociaciones”.
La comunidad mexicana migrante continúa creciendo y enriqueciendo con su cultura y contribuciones la Unión Americana y prueba de esto es el número de clientes, que suma cuatro mil, de un solo negocio de artesanía mexicana.
(Con información de Marisa Céspedes, corresponsal de Noticieros Televisa)
tfo