A unas horas de la entrada de la primavera, la zona arqueológica de Teotihuacán, en el Estado de México, volvió a colmarse de visitantes nacionales y extranjeros que, particularmente en estas fechas, buscan llenarse de energía.
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En los momentos de mayor afluencia, subir a la Pirámide del Sol requirió hacer fila durante casi dos horas para llegar hasta la punta.
“Ya es cuarto año que venimos y realmente sí se siente mucho lo que es la energía para estar bien todo el año”, aseguró Carlos de León, visitante.
“Cada año venimos aquí. Aproximadamente tres años, nos gustó y estamos por acá nuevamente. Nos sentimos bien de energía, nos llega hasta los pies”, afirmó Hugo Vázquez, visitante.
Nadie puede abstraerse de la grandeza e historia que estos vestigios arqueológicos muestran y de los secretos que aún guardan.
“Hermoso, es una arquitectura extraordinaria. Nuestros orígenes es la cosa más extraordinaria que nos dejaron nuestros ancestros”, señaló Edith Cruz, visitante.
“Es un lindo lugar. No podemos comprender porque lo construyeron de esta manera”, dijo Adré, visitante de Francia.
“Qué bonita”, indicó Mitzuko, visitante de Japón.
“Lo que me sorprende es como antes no había tanta tecnología y cómo pudieron hacer todo esto. Es algo sorprendente y muy bonito”, señaló Juan Carlos Martínez, visitante.
“Es un lugar tan bonito. Nuestro país es tan lindo”, reconoció, Jazmín Cruz, visitante.
“Es la segunda vez que vengo. Por lo mismo, por el espectáculo por la grandiosidad que tiene la historia de México”, resaltó Egustina Camacho, visitante de España.
A los pies de las pirámides, gente de la localidad escenifica algunas de las ceremonias.
La zona arqueológica de Teotihuacán está bajo resguardo de autoridades federales y locales para controlar los accesos y límites dónde los visitantes pueden estar, así como brindarles ayuda en caso de requerirla.
Con información de Arturo Cerda.
FSR
