El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la canciller alemana, Angela Merkel, reconocieron este viernes los desacuerdos que han marcado el comienzo de su relación y trataron de acercar posturas respecto a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Ucrania, en un frío primer encuentro entre dos líderes con ideas casi opuestas sobre el mundo.
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El lenguaje corporal de los líderes hablaba por sí solo, y la anécdota del día tuvo lugar cuando los fotógrafos entraron en el Despacho Oval y Merkel le preguntó a Trump si quería darle la mano, a lo que el presidente estadounidense no respondió.
Trump, conocido por sus efusivos apretones, sí le dio la mano a Merkel a su llegada a la Casa Blanca, y se aseguró de elogiar a la canciller por “su liderazgo a la hora de apoyar a la OTAN, sus esfuerzos en Afganistán” y sus contribuciones a la lucha contra el yihadista Estado Islámico (EI).
Pero el comentario con el que Trump cerró la conferencia de prensa dejó clara su escasa conexión con la canciller alemana.
La cara de Merkel al insinuar Trump que tienen “algo en común”: haber sido espiados por Obama. (vía @ashleyfeinberg) pic.twitter.com/IAdLJOUyX1
— Luis Tejero (@LuisTejero) 17 de marzo de 2017
El mandatario trataba así de explotar uno de los puntos débiles en la cercana relación que Merkel mantuvo con Obama: la revelación de que un teléfono móvil de la canciller alemana fue intervenido por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) entre 2002 y 2012.
Los dos mantuvieron además un encuentro con empresarios de ambos países, en el que Trump elogió el “exitoso modelo” alemán de formación a trabajadores de manufactura.
FJMM