Cómo operan los huachicoleros del Triángulo Rojo, un reportaje de Carlos Loret

Carlos Loret de Mola presentó un reportaje especial en Despierta sobre cómo operan los huachicoleros en el llamado Triángulo Rojo de Puebla, la enorme empresa que es el robo de combustible.

De los 40 mil kilómetros de ductos que tiene Pemex en México, que es más o menos el doble de los ferrocarriles, el tramo en donde más se roban gasolina es el Minatitlán-México.

En ese tramo circula la inmensa mayoría de los combustibles que llegan al centro del país, por eso es tan importante; en ese tramo Minátitlán-México se roban el 34% de la gasolina que se roban en todo el país, no hay ningún ducto en donde se roben más, el siguiente es uno en Guanajuato, tiene el 7% de robo. El tramo Minátitlán-México es de Veracruz al centro del país, en la Ciudad de México.

Estos datos son parte de un reporte de inteligencia al que Despierta tuvo acceso y es parte de la estrategia de la Secretaría de Hacienda, Petróleos Mexicanos (Pemex), el Ejército, la Secretaría de Gobernación, la Marina, el Servicio de Administración Tributaria (SAT), la Secretaría de Energía, la de Economía, y la Procuraduría General de la República (PG), cuyo objetivo central es acabar con el tema de los huachicoleros.

Esto es el diagnóstico oficial que tiene el área de inteligencia del Gobierno federal y con la cual está, primero, retratando el problema, y luego, tratando de plantear algunas soluciones.

El tramo de Minatitlán hasta la Ciudad de México es lo más peligroso, el Triángulo Rojo donde están Palmar de Bravo, Quecholac, Tecamachalco, Acatzingo y Tepeaca, que son los municipios del huachicol.

¿Qué tiene ese tramo que no tienen todos los demás kilómetros de ductos? La fuerza de gravedad.

Para llegar a la Ciudad de México, el ducto viene de Cumbres de Maltrata, es decir del Pico de Orizaba. Literalmente, el ducto de Pemex va cayendo. Si detectan una fuga, la pueden cerrar, pero la fuerza de gravedad se encarga de que todo lo que ya pasó siga fluyendo por todos los municipios del huachicol.

Las fuentes de estos datos admiten: 1) que personal de confianza de Pemex está involucrado en el negocio, y 2) que el sindicato de Pemex, personal del sindicato de Petróleos Mexicanos está involucrado en el negocio de los huachicoleros.

Áreas de inteligencia del Gobierno federal han identificado dos maneras directas de robo de combustible.

La primera es el negocio organizado, túneles parecidos al que usó Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán para escapar.

Lo que han detectado es que, por ejemplo, a veces la Comisión Nacional del Agua hace obras y en esas obras que tienen que ver con el riego, para desviar agua y demás, quedan expuestos ductos.

Con seguetas, serruchos, es decir con cosas absolutamente rudimentarias y caseras, le hacen un hueco al ducto y se crean literalmente albercas de combustible, donde la gente se reúne y enfrentan un gran riesgo.

La gente a veces quiere dinero extra, son comunidades pobres. Según el diagnóstico oficial, el 44% de la gente que vive en esas comunidades recibe el apoyo de programas sociales, de Prospera, de Liconsa, pero no dejan ser comunidades pobres.

Están dispuestas a jugarse la vida por sacar un bidón, a veces llegan niños, mamás, con cubetas, con tinas, con botes de basura, para poder llevarse algo y tener dinero extra.

La otra manera es que los huachicoleros avisan a la población. Les dicen: mañana vamos a romper un tubo, si usted quiere venir aquí a sacar gasolina, traiga cubetas y 500 pesos para que usted pueda pasar, y la gasolina que usted saque de ahí se la volvemos a comprar nosotros. Porque necesitan la mano de obra para sacar el combustible de la ‘alberca’. Lo depositan en ‘muelas’, que son como bidones.

Entonces, la población lo puede hacer en su propio beneficio o puede haber una contratación directa, un pago fijo, o se da este esquema en donde les cobran el ‘cover’ por pasar a donde se perforó el ducto.

Según un estudio que llegó a manos de Petróleos Mexicanos, un estudio externo, este esquema solamente representa el 10% del negocio, el 90% del negocio tiene una organización asombrosa, según los informes de inteligencia obtenidos por el gobierno mexicano, utilizando drones.

Primer punto: Llegan los cavadores al lugar donde hay señales de Pemex que advierten sobre la presencia de un ducto, para no excavar ahí. Llegan los cavadores y simplemente sacan la tierra y dejan expuesto el ducto.

Siguiente paso, llegan los perforadores, o instaladores, y ponen una válvula que es bastante fácil de conseguir. No se requiere mayor sofisticación, que incluso en las tlapalerías se puede vender.

Es una válvula de uso industrial. Perforan el ducto y colocan una válvula, y luego, muchas veces lo que hacen es conectar ahí mismo las mangueras, mangueras que pueden tener una extensión de 20 metros, para que lleguen directamente a las pipas, o bien, mangueras de hasta 4 kilómetros, ¿por qué?, porque cuando Pemex detecta con su tecnología que un ducto es perforado, llegan y no hay nada, pues ya desenterraron, ya conectaron, por abajo se llevan la manguera y ya volvieron a tapar.

Y desde luego el tema de los halcones, que tienen un sistema de vigilancia y de control, que están permanentemente observando.

Una vez que tienen la manguera, ¿qué sucede? Lo muestra un video obtenido por el equipo de respuesta conformado por órdenes del presidente Enrique Peña Nieto, donde están PGR, Pemex, Hacienda, Energía, Gobernación, el Ejército, la Marina, la Profeco y el SAT.

Detectaron que una vez abierto el ducto, una vez que la manguera traslada el combustible robado, se organizan de una manera impresionante.

Hay camiones formados, todos perfectamente estacionados, y como si se tratara de la línea de distribución de algún consorcio internacional, un camión entra, carga y se va, y pasa el siguiente.

¿Sabe cuántos tráileres y camiones hay en esa imagen captada por el dron? Ciento cuarenta y ocho.

Y éste es solamente un punto, en una población que tiene tres calles hacia el norte y tres calles hacia el oeste.

Es una coreografía perfecta, se mueven de un lado a otro y de ahí se van a las gasolineras, se van a empresas que son altamente compradoras de combustible, como por ejemplo las transportistas, o se van a la venta del menudeo, del mercado negro.

La perspectiva es combatirlo por ese lado, desde el punto de vista económico. Es decir, imposible vigilar los 40 mil kilómetros de ductos, entonces vamos a vigilar quién está comprando esa gasolina.

Porque han detectado, por ejemplo, que de las 12 mil gasolineras que existen en nuestro país, hay muchas que súbitamente, sobretodo en esa zona, bajaron su compra de combustible, o algunas que han cerrado incluso, se reportaron que están cerradas, pero siguen abiertas.

 

Con información Despierta con Loret

KAH, MLV