El 22 de septiembre del 2016, Karen Rebeca Esquivel Espinosa de los Monteros, de 19 años de edad, quarterback de las Panteras de Unitec, se encontraba en el cruce de Lomas Verdes y avenida López Mateos, frente a una farmacia, en Naucalpan, Estado de México, donde iba a tramitar un certificado médico, luego se dirigiría a su trabajo, en un gimnasio, donde era entrenadora y no se supo nada más de ella.
Tras una intensa campaña de búsqueda en redes sociales, tres días después, el cuerpo de la joven fue localizado en una casa de la calle Presa Necaxa, en la colonia El Tejocote, a solo tres kilómetros de distancia del lugar donde desapareció.
Su cuerpo estaba dentro de una maleta junto al cuerpo de una segunda mujer, Adriana Hernández Sánchez, de 52 años de edad.
Rebeca Espinosa de los Monteros, madre de Karen Esquivel, explicó que por “ser la pena máxima por feminicidio con agravante para cada una de estas mujeres, se refiere a más de 70 años de condena, multiplicado por dos son 140. Automáticamente se convierte en una sentencia vitalicia”.
La madre de Karen detalló algunos de los elementos que permitieron sentenciar al asesino de su hija a esta pena máxima:
Él, cuando llamó a su medio hermano para pedirle ayuda, porque había cometido un error, pues había violado a una compañera de trabajo y le había quitado la vida a su compañera de trabajo y a una mujer más. A la compañera de trabajo se refería a mi hija. Él lo aceptó y esta prueba fue desahogada teniendo como testigo al mismo medio hermano, que enfrente de él declaró que así había sido”.
Esta es la primera sentencia de este tipo en el país por feminicidio, aplicando el Código Nacional de Procedimientos Penales.
Con información de En Punto.
RMT