La pequeña Mariana, de nueve años de edad, fue operada de emergencia por una falla cardiaca severa el pasado 7 de septiembre y tras 43 días de espera, recibió la noticia de que sería dada de alta.
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Ese día había entrado a quirófano a las 18 horas de la tarde, ya habían transcurrido cinco horas cuando a las 23:49 ocurrió el sismo de 8.2 grados. El profesionalismo del equipo médico los hizo continuar la cirugía a corazón abierto, sin interrumpir.
“Era nuestra principal preocupación, incrementar la temperatura mantener conectada la bomba porque obviamente con el movimiento, los equipos se mueven con mucha facilidad. Hicimos lo que teníamos que hacer, lo que todo mundo, lo que todos nosotros esperábamos que teníamos que hacer, que era pues mantenernos por supuesto atendiendo su problema y sacarla adelante”, explicó David Arellano, jefe de Cirugía Cardiaca del Centro Médico Nacional La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Luego de la cirugía, Mariana tuvo que permanecer unos días en terapia intensiva y luego en control del área de infectología.
“Desde el punto de vista propiamente cardiovascular su evolución afortunadamente siempre fue muy satisfactoria, la razón por la que nos quedamos más tiempo en el hospital fue porque el servicio de infectología dijo que tenía que terminar su esquema de antibióticos, tal y como debe de ser para evitar recaídas. Y el día de hoy nos avisaron que hoy es el último día de ese tratamiento antibiótico y listo, por nuestra parte se puede ir a su casa perfectamente”, agregó el doctor David Arellano.
Este viernes, Mariana les envía un mensaje a los médicos. Está orgullosa de ellos, pues sabe que, así como a ella le dieron una nueva oportunidad de vida, estarán ahí siempre para apoyar a los demás pacientes.
“Gracias por cuidarme en el temblor cuando me operaron y pues me salvaron la vida. No me sentía bien antes pero ya me siento bien y me sentía aburrida porque no tenía nada con que jugar y pues un poco triste porque no veía a mi familia, pero ya ahorita como ya voy a salir pues ya voy a ver a mi familia”, señaló la pequeña Mariana.
Se despidió de su cama, de sus compañeros y de sus enfermeras.
Caminó por los pasillos y al salir se despidió también del hospital al que promete volver en unos años, pero sólo para corresponder por el cariño y los cuidados que recibió.
“Quiero ser psicóloga porque me gustan mucho los niños, los niños más pequeños y yo quiero ayudarlos, a los que están enfermos”, reveló Mariana.
Con información de Farah Reachi.
LLH
