Jessica Mendoza, mamá de Adolfo Iñaki, narró “me acuerdo que solamente sentí felicidad, agradecimiento y una enorme alegría de que a pesar de que a mi alrededor había caos, muerte, gente sufriendo, yo podía tener esa gran dicha, esa felicidad en ese momento. Me dijeron qué no lo podían creer, que de por si un trabajo de parto fue difícil, que no saben cómo en esas circunstancias podía hacerlo, hoy lo veo y digo: hay mujeres que han tenido parto en el Metro, en el taxi, no en medio de una tragedia”.
Jessica esperaba tener un parto tranquilo y sin ningún contratiempo, sin embargo, este sanatorio particular de la calle de Durango, en la Colonia Roma, tuvo que ser evacuado tras el sismo por una fuga de gas.
Jessica fue desalojada y tuvo a su hijo en la calle, en una de las zonas más afectadas por el terremoto.
Jessica Mendoza, mamá de Adolfo Iñaki, contó “yo me encontraba en una técnica porque los dolores ya eran muy fuertes, me encontraba en el piso, junto con mi dula, tratando de relajar mi cuerpo para tolerar los dolores. En ese momento empezó a moverse todo. Recuerdo que todos nos abrazamos, hicimos como esa unión de oración para que todo pasará porque el plan era a pesar de que todo se ponía negro, el esperar a que todo pasará, pero seguía, queríamos seguir con el plan que teníamos, pero no fue así”.
A sus 28 años de edad asegura que agradece todas las muestras de solidaridad de las personas que, sin conocerla, se acercaron instantes después del temblor para brindarle apoyo.
Jessica Mendoza, mamá de Adolfo Iñaki, dijo “mucha gente estuvo ayudándonos, preguntado a mi doctora ¿Qué podían hacer?, ¿En que podían ayudar?, es indescriptible como la gente deja su propio dolor o su propia angustia para poder ayudar a los demás”.
Una semana después del sismo, el pequeño Adolfo Iñaki está en su casa sano y salvo.
Con información de Amador Narcia Crespo.
RAMG
