CLIMA Y FENóMENOS NATURALES

Resistencia de voluntarios y brigadistas mexicanos se fortalece tras el sismo

Ella no sabía lo fuerte que era, hasta que ser fuerte fue su única opción bajo los escombros.

Una vida rescatada de los escombros es un punto de luz que mueve ese sentimiento colectivo de no dejar a nadie atrás, resiliencia de la vida de que es posible la esperanza y es entonces que surge ese sentimiento de comunidad, de empatía.

Es la 1 de la tarde con 14 minutos del miércoles 20 de septiembre. Han pasado 24 horas y 22 réplicas, desde esa desgracia de 7.1 grados Richter que desnudó edificios y fracturó futuros.

Dice el escritor Juan Villoro que “los terremotos son inspectores de la honestidad arquitectónica” y en esta Ciudad de México muchos aprendieron la lección de hace 32 años, otro no.

El PlanMX sigue en marcha con el apoyo del Ejército y la Marina.  Todos los sitios de colapso están acordonados y mientras los trabajos de rescate continúan, las calles de la capital del país son tomadas por los voluntarios que se cuentan por miles.

En la calle observamos a gente que lleva polines a los sitios de colapso para apuntalar las estructuras que pudieran vencerse.

Decenas de voluntarios se suman a los esfuerzos de las autoridades. (EFE)

Las estaciones de acopio son los puntos de encuentro; gente que va y viene con ayuda en bolsas, en cajas, no importa, todo sirve.

El centro de acopio de la glorieta de la Fuente de la Cibeles, uno de los más grandes y con mayor asistencia.

Desde aquí se separan los víveres, las botellas de agua se apilan de un lado, los alimentos no perecederos en otro, las medicinas se clasifican.

Desde hace 32 años, la Ciudad de México no veía escenas como éstas, donde las cadenas humanas, hombro a hombro, mano a mano, se van pasando la ayuda.

En este esfuerzo hay hombres, mujeres, incluso niños de todas las clases sociales.

Pero, sobre todo, hay jóvenes, esos mismos millenials que pensábamos apáticos nos están dando una lección.

Las brigadas se organizan para hacer llegar la ayuda a los damnificados. (EFE)

Desde aquí, también se organizan a las brigadas de apoyo para los sitios de rescate.

Los vecinos de la zona preparan comida para los brigadistas.

La Policía y el Ejército permiten que la sociedad se organice, sólo agilizan el tráfico o resguardan la zona.

Se forman grupos de 10 o 15 brigadistas que llevan palas y picos.  Son trasladados a los lugares donde se necesitan manos para remover escombros, a bordo de vehículos privados, camionetas pick up o de redilas. Las motos también trasladan a los brigadistas.

A su paso por las calles de la ciudad, la gente les aplaude en agradecimiento.

En el centro de acopio de Bolívar y Río de la Loza existe un puesto de servicio médico y psicológico.

Pero los centros de acopio de ayuda no sólo están en plazas y parques.

Decenas de voluntarios organizan la ayuda. (EFE)

También se han instalado en los alrededores de los edificios derrumbados.

En Monterrey y Medellín, en la colonia Roma, los voluntarios organizan la ayuda.

Hay listas de las personas rescatadas y de desparecidos elaboradas por los propios vecinos.

En Cuauhtémoc, Álvaro Obregón, Obrero Mundial, San Antonio Abad y calzada de Tlalpan las imágenes se repiten.

Es momento de administrar el esfuerzo, invaluable de los voluntarios y empezar a definir: qué se necesita, dónde y cuándo.

Un sismo nos rompe a todos un poquito y después nos acostumbramos a ser fuertes en los lugares rotos, en silencio, con el recuerdo de su prodigiosa resistencia.

El centro de acopio de la Cruz Roja recibe la ayuda de miles de mexicanos. (EFE)

Con información de Alberto Tinoco

KAH