ECOLOGíA

Pérdida de agua amenaza al Mar Muerto

Al punto más bajo de la Tierra los romanos lo llamaron Mar Muerto, porque apenas hay vida en sus aguas.

Lo que sí abunda es la sal y los minerales, ingredientes naturales de su famoso barro terapéutico.

Uno se lo unta en el cuerpo, en la piel y queda muy suave”, asegura Tamaris Narváez, turista de Venezuela.

Para Mario Javer Chávez, turista de México, es impresionante “la forma en que flotas, es impresionante como se siente el agua en la piel”.

No solo el barro hace famoso al Mar Muerto. El agua es en sí misma una atracción. Es ocho veces más salada que el mar, es densa y el mejor lugar del mundo para mantenerse a flote.

Pero este ecosistema guarda un dramático secreto. El Mar Muerto se muere. Desde hace décadas pierde un metro de agua al año y la razón está en la explotación humana de su principal fuente de agua, el río Jordán, donde los evangelios dicen que Jesús fue bautizado.

En 1964 Israel comenzó a desviar para el riego y el consumo humano la mitad del agua de sus afluentes desde donde nace el río hasta el Mar de Galilea.

De allí y en su ruta al Mar Muerto, Siria y Jordania desvían otro 45% de su caudal. Solo el 5% restante llega al Mar Muerto.

Una explotación que tiene consecuencias son los socavones que han aparecido en los últimos años tragándose coches, playas o zonas turísticas.

Estamos en la antigua playa de Ein Gedi. Era un sitio lleno de vida, con bungalows y tiendas para los turistas. No queda nada”, asegura Guy Donenfeld, ingeniero Jefe Consejo Tamar.

Pueden medir hasta 100 metros de ancho y tener una profundidad de un edificio de varios pisos. Aparecen de repente, cuando en la tierra donde una vez hubo depósitos de sal, colapsa.

Para aliviar el problema los gobiernos de la zona han acordado trasvasar agua del Mar Rojo al Mar Muerto. Pero los medioambientalistas advierten: no es suficiente para que las futuras generaciones puedan seguir disfrutando de este mar, que hoy, se muere.

Con información de Ana Garralda

HVI