ECONOMíA

Turismo, nueva oportunidad de empleo en el Santuario Tres Lagunas, Chiapas

Uno de los paraísos indígenas está ubicado en Lacanjá, Chipas, en medio de la Selva Lacandona.

Adentrarse en el lugar es una experiencia inolvidable, ya que es desconectarse del mundo y de la tecnología para convivir con los lacandones y disfrutar sus costumbres.

La población en la comunidad no alcanza un millar de personas, pero ellos dicen ser los guardianes de la naturaleza.

Pablo Chankín, presidente del Santuario Tres Lagunas, dijo: “Por eso tenemos los viveros para reforestar, ya que vemos que cada año se tira la selva, pues nosotros como lacandones tenemos que hacer dicha labor de conservar y pues ahorita tengo mi vivero”.

El turismo ha sido una nueva oportunidad de empleo para ellos, el Santuario Tres Lagunas es atendido por los seis miembros de familia de Pablo, su hijo es el que se encarga de cuidar a los cocodrilos.

Eduardo Chankín, hijo del presidente del Santuario Tres Lagunas, dijo que la finalidad del santuario de los cocodrilos es para difundir la importancia de los animales, ya que son importantes del ecosistema.

“Lo que hacemos es que una vez que nacen los cocodrilos los traemos al recinto y los cuidamos durante tres años, en tres años llegan a crecer hasta un metro, un metro 20, y nuevamente los regresamos a su hábitat natural. Hacemos esto porque todas las crías que nacen en la laguna llegan a morir u otros animales se los llegan a depredar”, detalló Eduardo Chankín.

El precio de una cabaña oscila entre los 700 pesos, además de otras actividades que se pueden realizar.

Dentro de las actividades se puede remar en las lagunas en canoa y también participar en un recorrido nocturno para ver a los cocodrilos.

El avistamiento de cocodrilos nocturno se realiza debido a que cuando se alumbra se ven los ojos que brillan y los turistas se puede acercar a los animales mínimo a dos metros.

La comida es otro de los principales atractivos del paraíso, las mujeres lacandonas cocinan con los productos que ellas mismas cosechan.

Top Che, tiene 19 años, estudio turismo y atiende uno de los campamentos. Lo más importante para ella es hacer sentir a los visitantes como en casa.

Top Che, dijo: “Yo amo mi cultura estoy muy orgullosa de ser una lacandona y me gusta mucho porque me identifico porque mi familia siempre me habla de que no pierda mis raíces, siempre me han inculcado muchas cosas y valores, siempre me dicen que no pierda mi cultura que es lo más importe”.
En medio de la Selva Lacandona se encuentra la cascada de Corcho Negro que se formó hace miles de años por la petrificación de hojas y ramas.

Algunos de los pobladores son los guías quienes cuentan la conexión que existe entre ellos y el sagrado lugar.

El guía Víctor Chambor, detalló: “Porque nuestros abuelos nos han dicho: cuida el árbol por que los árboles son los que nos dan el aire para respirar y ellos son los que atraen lluvia y gracias a los árboles hay agua, cuando se destruya toda la selva hay mucho desequilibrio ecológico”.

Los efectos negativos de la destrucción de la selva son cada vez más notorios, en los últimos 30 años la Selva Lacandona ha reducido su extensión de un millón 800 mil hectáreas a 500 mil.

Los campamentos eco-turísticos representan un importante ingreso económico para los habitantes de Ocosingo, Chiapas, quienes han cambiado radicalmente la forma de ver al turismo.

Con información de Said Ochoa

LSH