Rocío Castillo llegó la mañana del sábado hasta el Río Bravo en Ciudad Juárez, Chihuahua después de viajar desde Gómez Palacio, Durango durante horas.
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“Estamos aquí para ver a mi hermana que le van a dar permiso primeramente Dios de podernos reencontrar y vernos y darnos un abrazo después de 13 años que no, nos vemos”, dijo.
Rocío y su familia, acudieron al llamado de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos para reunirse con su familia luego de años de no verse por las políticas migratorias de Estados Unidos.
“Dijimos que no íbamos a llorar porque pues es muy poquito el tiempo que nos vamos a ver, cinco minutos y pues hablar, abrazarnos y apapacharnos después de 13 años, bien contentos”, afirmó.
Del lado de los Estados Unidos, en El Paso, Texas, María Cristina hermana de Rocío espero su turno para llegar hasta el lecho del Río Bravo.
“Bien emocionada, ya lloré desde antes, pero gracias a Dios por todos los que organizan este programa porque es mucha la emoción que nosotros traemos”, recodó María Cristina.
Finalmente, las hermanas se reunieron y abrazaron después de más de una década.
“Abrazos No Muros“, es una iniciativa que se realizó por cuarta vez en la frontera entre México y Estados Unidos este fin de semana y logro reunir a más de 250 familias separadas por la frontera.
“Es también un evento de protesta, es de amor, pero también de protesta, porque las caras de esta familia están mandando un mensaje a Washington y a la Ciudad de México a decir que no se puede vivir en una comunidad en una sociedad donde la unidad básica que es la familia, es destruida”, indicó Fernando García, Red Fronteriza por los Derechos Humanos.
La Patrulla Fronteriza permitió que las familias, sin preguntar su estatus migratorio, se acercaran hasta el Río Bravo para reunirse con sus familias y luego regresaran a territorio estadunidense.
Con información de Francisco Javier Carmona.
FSR
