El gran pez; encuentro con el tiburón ballena

Acompañados por Manuel Lazcano, premio internacional de fotografía submarina, hemos conocido, durante el invierno, la temporada del Gran Pez; ya estamos en verano, pero en el Caribe mexicano todo puede pasar.

Mientras navegamos, nos cruzamos con el tiburón ballena. Es un avistamiento inusual; hay más de 70 ejemplares que forman un verdadero espectáculo de la naturaleza.
Es impresionante la cantidad, es la migración más grande que existe en el mundo.

“Esto que estamos viendo es el pez más grande del mundo y definitivamente aquí en México es la mayor congregación de tiburón ballena, en las aguas del Caribe mexicano, entre las islas de Contoy y Holbox, tenemos este fenómeno todos los años durante los meses de verano”, explica Manuel Lazcano.

 

Vamos a meternos al agua y vamos a disfrutar de este tiburón ballena.

 

Nos alistamos para la inmersión; no podemos dejar pasar la oportunidad de captar imágenes de este gigante del mar, una especie realmente sorprendente que aprovecha para alimentarse de los nutrientes de las aguas cálidas del Caribe mexicano.

 

El agua está muy turbia, mala noticia para nosotros que queremos grabar; buena noticia para el tiburón ballena, porque eso significa que hay muchos huevecillos de pargo y fitoplancton.

“Aquí es donde encuentran unos huevecillos y además plancton en el agua, que es de lo que se están hoy alimentando”, dice el buzo Lazcano.

Para observar a esta especie se deben seguir reglas, como el uso de “flotación positiva”. Está prohibido tocar al tiburón ballena. Lo que observamos es increíble.

“Abren su boca, succionan el agua y la están filtrando y allí están atrapando todo el alimento. Son una aspiradora gigante, por eso es muy importante el tema de la basura y los plásticos. Estos animales pueden confundir una bolsa de plástico, basura, pet y se lo tragan y luego esto es lo que les provoca la muerte”, advierte Manuel Lazcano.

 
El tiburón ballena llega a medir hasta 18 metros de longitud y puede pesar hasta 10 toneladas; alcanza profundidades de hasta 700 metros. Es un animal casi prehistórico;  las manchas en su dorso tienen un patrón único para cada ejemplar. Estas manchas son como su huella digital.

Manuel Lazcano logra acercarse lo suficiente para detallar sus branquias cuyas hendiduras son enormes. En sus laterales se aprecian los pequeños ojos y los espiráculos  y su boca que puede llegar a medir metro y medio de ancho.

 

Succionan gran cantidad de agua y al cerrar la boca atrapan el fitoplancton; filtran el agua a través de sus peines branquiales.

Y aunque son completamente inofensivos, justo cuando abren su boca, son imponentes, tanto que prefiero hacerme a un lado.

El tiburón ballena es una especie amenazada. Desde el 2008 está protegida en México.
De pronto, del fondo emergen las “mariposas del mar”. Son tres mantarrayas gigantes, con todo y sus rémoras; también se están alimentando, una de ellas se aproxima a la cámara de Manuel Lazcano. Parece jugar volteándose y mostrando sus branquias y su vientre.

 

“Qué bueno que podamos compartir esto con la gente, de vivir la naturaleza,de vivir cosas increíbles en el mar”, enfatiza el fotógrafo y buzo Manuel Lazcano.

 

Éste ha sido un esfuerzo de meses de trabajo, tratando de entender ese fascinante mundo del fondo del mar, que nos ha regalado postales únicas del indomable pez vela. Podemos regresar a casa, a tratar de contar la historia de El gran pez.