“El Cepillo” y su confesión sobre Ayotzinapa

CIUDAD DE MEXICO, México, 27 Ene. 2015.- El Cepillo o El Terco es señalado como lugarteniente del grupo criminal Guerreros Unidos. Fue detenido en Jiutepec, Morelos el 15 de enero tras un operativo conjunto entre la Policía Federal y el Ejército. Un día después rendía declaración en la SEIDO y el 22 de enero fue consignado ante un juez de Procesos Penales Federales. Está recluido en el penal de máxima seguridad de El Altiplano en Almoloya de Juárez, Estado de México.

 

En sus primeras declaraciones confesó que el 26 de septiembre de 2014, él y cuatro cómplices mataron a balazos ‘a unos 15’ estudiantes de la normal rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero que le entregaron con vida jefes policiales de Iguala y Cocula y dijo que al menos 25 ya habían muerto ‘por asfixia’.

 

Admitió, según declaraciones integradas al expediente de la PGR, que él supo que todas las víctimas eran estudiantes y no delincuentes.

 

El Cepillo dijo que el día de los hechos recibió una llamada del Cabo Gil (Gildardo López, lugarteniente de Sidronio Casarrubias líder de Guerreros Unidos) quien le ordenó que ‘se moviera con su gente’ a la entrada de Iguala para que lo apoyara porque tenía un enfrentamiento con Los Rojos, grupo delincuencial antagónico.

 

Sostuvo que él y los sujetos conocidos como El Pato, Jona, Bimbo, Duvalin, Huasaco y El  Wereque abordaron una camioneta Nissan Estaquitas y una Pick Up verde para ayudar a la gente de Gildardo.

 

Llegaron al punto denominado Loma de Coyotes, donde ya lo esperaban El Cabo Gil y los mandos de las policías municipales de Iguala y de Cocula en cinco patrullas y una camioneta blanca de redilas de tres toneladas donde tenían a un grupo de jóvenes.

 

Según su testimonio se dirigieron al basurero de Cocula en el camión de redilas, pero alrededor de ‘unos 25 ya iban muertos por asfixia’ y quedaban ‘unos 15 vivos’, a los que él y su gente ejecutaron a balazos y los calcinaron.

 

Al día siguiente, El Cabo Gil le ordenó que verificara si se habían quemado por completo los cuerpos, ya que habían comenzado a incinerarlos desde la madrugada del 27 de septiembre y que a las 17:00 horas de ese día aún no terminaban de calcinarse.

 

Horas después limpiaron las cenizas y recogieron restos que colocaron en bolsas negras de plástico que lanzaron al río San Juan de Cocula.

 

El Cepillo confesó que se incorporó al grupo criminal Guerreros Unidos en 2005, cuando ingresó como halcón y fue ascendiendo hasta llegar a jefe operativo de Cocula e Iguala.

 

Luego de la masacre relató que se fue a Cuernavaca y de ahí a la frontera norte para esconderse en casa de su hermano en Iowa. Al llegar a Sonoyta, Sonora, trató de entrar a  Estados Unidos por Lukeville, Arizona, pero fue detenido y deportado a los dos días como indocumentado por el punto fronterizo de Piedras Negras, Coahuila. De allí viajó a Tecamac, Estado de México, para posteriormente trasladarse a Jiutepec, Morelos, donde permaneció escondido en el taller mecánico de un amigo.

 

El Cepillo señaló que desde 2005 ‘trabajaba’ para Guerreros Unidos a propuesta de El Cabo Gil, quien le asignó funciones de halcón (vigilante o informante) hasta llegar a ser jefe operativo en los municipios de Cocula e Iguala.

 

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