Telescopio capta imagen del Pato Salvaje

BERLIN, Alemania, 1 oct. 2014.- El telescopio MPG/ESO del Observatorio La Silla, en el norte de Chile, captó una hermosa imagen del Cúmulo del Pato Salvaje, uno de los más ricos en estrellas, informó hoy el Observatorio Austral Europeo (ESO) desde su sede alemana de Garching.

 

El cúmulo Messier 11, conocido también como NGC 6705 o como el Cúmulo del Pato Salvaje y salpicado de estrellas azules, está situado a unos 6.000 años luz de la Tierra, en la constelación de Scutum (el escudo).

 

Los cúmulos abiertos, denominados también cúmulos galácticos, suelen encontrarse en los brazos de las galaxias espirales o en las regiones más densas de galaxias irregulares, donde la formación de estrellas es aún activa.

 

Messier 11, que alberga a cerca de 3,000 estrellas, es uno de los cúmulos abiertos más compacto y más rico en estrellas, con un tamaño de casi 20 años luz.

 

Los cúmulos abiertos son diferentes a los cúmulos globulares, que tienden a ser muy densos, estrechamente unidos por la gravedad, y contienen cientos de miles de estrellas muy antiguas, algunas casi tanto como el universo mismo.

 

Dado que las estrellas del interior de los cúmulos abiertos están muy ligadas las unas a las otras, son muy susceptibles de ser expulsadas del grupo principal debido al efecto que provoca la gravedad de objetos celestes vecinos.

 

NGC 6705 ya tiene, al menos, 250 millones años, por lo que es probable que en unos pocos millones de años más esta formación del Pato Salvaje se disperse y el cúmulo se rompa y acabe fusionándose en sus alrededores.

 

Messier 11, captado por una cámara de gran campo instalada en el telescopio MPG/ESO, debe su alternativo y evocador nombre, surgido en el siglo XIX, al patrón de triángulo abierto en el cielo -parecido a los patos volando en formación- que formaban sus estrellas más brillante al observarse a través de un pequeño telescopio.

 

El descubridor de este cúmulo abierto fue el astrónomo alemán Gottfried Kirch en 1681, desde el Observatorio de Berlín, aunque tan sólo se distinguía una mancha borrosa a través del telescopio.

 

En 1733, el reverendo William Derham, desde Inglaterra, logró resolver la burbuja y distinguir al fin sus estrellas individuales.

 

En tanto, Charles Messier, cazador de cometas, lo añadió en 1764 a su famoso catálogo como el undécimo objeto registrado, de ahí el nombre de Messier 11.

 

 

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