Óscar de la Renta: el diseñador del placer

CIUDAD DE MÉXICO, México, oct. 20, 2014.- En Manhattan a Oscar de la Renta le gustaba almorzar comida india en su oficina en la Séptima Avenida cuando debía acudir desde temprano, el mismo espacio que ocupó desde 1965, año en que lanzó su primera colección bajo su propio nombre.

Ahí planeó los cambios en su última fragancia, "Live in Love". "Yo no quería que se tratara de una persona, es para amar la vida que vives, lo que das, lo que has recibido." Aseguraba.

Si alguien define el espíritu de la fragancia, es el mismo de la Renta. Donde denotaba el amor a su esposa de 24 años, Annette.

Esa reflexión es evidente no sólo a través de su patrocinio de las artes (como presidente del Instituto Reina Sofía en España y miembro de la junta en la Metropolitan Opera y en el Carnegie Hall).

Cuando tenía 79 años (2001) se embarcó en un nuevo capítulo, en un ambicioso plan de expansión, de aventurarse en nuevas categorías, incluyendo cosméticos y moda infantil.

En 2008 la empresa entró en una compleja disputa legal contra L’Oréal, la compañía de cosméticos más grande del mundo, para recuperar el control de la belleza de la marca. De la Renta lanzó su fragancia en 1977, convirtiéndose en uno de los primeros diseñadores de América para hacerlo. Otros olores de la Renta, incluyendo Vierta Lui y Volupté, siguieron, como en sus niveles más altos en 1990.

Toda la franquicia hizo ese año un estimado de 300 millones de dólares en ventas minoristas globales. Pero con los años, la licencia de la fragancia fue vendida y revendida (de Avon a El Sanofi a YSL Beauté de L’Oréal).

Entre 2005 y 2010, las ventas de la fragancia de la Renta cayeron 39%, 15 millones de dólares, mientras que al mismo tiempo, la casa de moda vio un crecimiento de 17.7% en las ventas. Mientras la disputa legal con L’Oréal, tardó 18 meses en los tribunales.

Gustoso de citar en francés el poema de Baudelaire que dio a su fragancia Volupté su nombre. El diseñador tenía un susto de cáncer, lejos de pensar en la jubilación él decía que "cada día es un proceso de aprendizaje. ¿Por qué debo dejar de hacer algo que me trae tanto placer? ". De la Renta quería asegurarse que su empresa viviría largo tiempo después de que él ya no lo hiciera.

"Mi preocupación siempre fue en silencio, ¿Qué pasará con mi negocio cuando yo me haya ido? Después me di cuenta que ya no tenía que preocuparme por eso".

HVI