Hace 41 años murió Pablo Neruda

CIUDAD DE MEXICO, México, 23 sep. 2014.- El 23 de septiembre de 1973 murió el poeta chileno Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura, quien al lado de Pablo Casals y de Pablo Picasso es considerado como uno de ‘Los Tres Grandes Pablos’ los tres grandes maestros del siglo XX que combinaron la innovación artística con la lucha por la justicia.

 

Ninguno de los tres usaba su nombre oficial sino el artístico, por así decirlo. Casals fiel a su origen catalán fue registrado como Pau, Picasso se llamaba Pablo Ruiz Picasso y omitió su primer apellido.

 

Neruda, según su acta de nacimiento, era Neftalí Ricardo Reyes Basoalto, pero cambio su nombre en honor del poeta checo Jan Nerudova.

 

Curiosamente los tres murieron en el mismo año, aunque Casals había nacido en 1876, Picasso en 1881 y Neruda en 1904.

 

El 21 de noviembre de 1972 Pablo Neruda regresó a Chile. Había partido a Europa el 2 de marzo del año anterior como embajador en París y para recibir el Nobel en Estocolmo.

 

Su regreso debió ser apoteósico pero la sombra de su enfermedad y la amenaza de un golpe de estado en Chile minaron las esperanzas de vida del poeta.

 

Al acto oficial de bienvenida en el Estadio Nacional el 5 de diciembre, en su última aparición pública, asistieron las máximas autoridades del país así como representantes de estudiantes y trabajadores, pero no llegaron las cien mil personas que se esperaba. Actuó un grupo ecuestre de Carabineros y luego entraron a la cancha los perros policiales, como augurio de lo que estaba por ocurrir nueve meses después, el 11 de septiembre de 1973.

 

Neruda recibió el año nuevo en La Sebastiana, su casa de Valparaíso, muy minado por el cáncer de próstata. El último sueño del poeta era construir ‘Cantalao’, un lugar para escritores y artistas en un magnífico terreno de acantilados que el mismo había donado en Punta de Tralca. A los pocos días caminó junto a un arquitecto y un amigo hacia la cabaña que tenía en Cantalao y la encontró destruida por lo que se supone fue un acto de vandalismo, aunque hubo quienes sospecharon que se trató de una venganza por su pasado comunista.

 

En un encuentro con el presidente Salvador Allende en Isla Negra el viernes 2 de febrero de 1973, Neruda le anunció su renuncia al cargo de embajador en Francia, misma que formalizó en una carta tres días después.

 

Luego del golpe militar su salud se agravó y el 19 de septiembre fue trasladado de urgencia desde su casa de Isla Negra a Santiago, donde murió a las 22:30 horas en la Clínica Santa María.

 

Después de 38 años de su muerte, en 2011, un artículo recogió declaraciones de Manuel Araya Osorio, asistente del poeta desde noviembre de 1972 hasta su muerte, quien aseguraba que a Neruda lo mataron con una inyección letal en Santa María.

 

Aunque la información fue desmentida por la Fundación Pablo Neruda, el Partido Comunista solicitó el 6 de diciembre la exhumación de los restos del Nobel de Literatura para verificar si fue envenenado.

 

La casa de Neruda en Santiago fue saqueada después del golpe encabezado por Augusto PInochet y sus libros, incendiados.

 

El funeral del poeta se llevó a cabo en el Cementerio General de Santiago de Chile y acudieron los dirigentes del Partido Comunista quienes estuvieron rodeados de soldados con ametralladoras en todo momento.

 

Después del funeral, muchos de los asistentes que no pudieron huir acabaron engrosando las listas de desaparecidos por la dictadura.

 

Sus restos descansaron primero en el mausoleo de la familia Dittborn, que les había cedido un espacio, y siete meses después fueron trasladados al nicho 44 del módulo México.

 

El 11 de diciembre de 1992, los restos de Neruda y de Matilde Urrutia, su esposa, fueron exhumados y llevados para un velatorio ceremonial en el Salón de Honor del ex Congreso Nacional. Al día siguiente se dio cumplimiento al deseo del poeta: que sus restos fuesen enterrados en su casa de Isla Negra. Ese lugar y todas las demás pertenencias son ahora museos administrados por la Fundación Neruda.

 

En 2013 el juez Mario Carroza, que anteriormente había abierto una investigación para aclarar las circunstancias de la muerte de Neruda, ordenó, después de 20 meses de interrogatorios y pericias, la exhumación de los restos del poeta. La Fundación Pablo Neruda que en un principio se oponía por considerarlo una profanación, acabó aceptando al confiar en que “el examen tanatológico contribuyera a aclarar las dudas que pudieran existir respecto de la muerte del poeta”.

 

Los preparativos para la exhumación comenzaron en Isla Negra el 6 de abril con la instalación de una carpa en el lugar de su sepultura y dos días después se efectuó la diligencia, que duró una hora y dieciocho minutos; ese mismo día los restos de poeta llegaron al Servicio Médico Legal de Santiago. Allí los técnicos harían una selección de muestras para enviarlas a laboratorios chilenos y extranjeros.

 

En noviembre, Patricio Bustos, director del Servicio Médico Legal de Chile dio a conocer los resultados de los exámenes toxicológicos realizados en Estados Unidos y en España que descartaron que Neruda hubiera sido envenenado y confirmaron que falleció producto de un avanzado cáncer de próstata.

 

Rodolfo Reyes, sobrino del poeta, insistió en que hubo personas involucradas en la muerte de Neruda y anunció que pediría nuevas diligencias.

 

Neruda es considerado entre los mejores y más grandes e influyentes poetas de su siglo. El más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma, diría otro premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez.

 

Sus padres fueron José del Carmen Reyes Morales, obrero ferroviario, y Rosa Neftalí Basoalto Opazo, maestra de escuela fallecida de tuberculosis al mes de dar a luz al poeta.

 

Neruda es ampliamente conocido por “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” y “Cien sonetos de amor” pero el poeta es mucho más que esas dos obras.

 

El poema número 15 de la primera obra dice: Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.

 

Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca.

 

Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía.

 

Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía; Me gustas cuando callas y estás como distante.

 

Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: déjame que me calle con el silencio tuyo.

 

Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo.

 

Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

 

Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto.

 

Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y  estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

 

 

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