El legado de William Shakespeare

Casi 450 años después de su nacimiento, más de 30 obras y sonetos son el mayor testimonio y legado de William Shakespeare. Su personalidad es desconocida y de su obra original, sólo existen 14 palabras escritas con su puño y letra. Se trata de seis firmas y la frase “por mí” con la que finalizó de su testamento.

"Una de las cosas que lo hacen más grande de lo que uno puede pensar es cómo se va adecuando a cada época, es decir, un escritor digamos normal, grande pequeño como sea, es leído en el contexto en el que él escribió, con Shakespeare no sucede eso, Shakespeare se reinterpreta, cada generación lo vuelve hacer lo cambia lo transforma juega con él lo corta lo vuelve a poner en escena Shakespeare es un escritor vivo en esa medida esa es una de sus grandezas que se pone se cambia se adecúa a la época e inmediatamente regresa a su forma original", comentó Enrique Singer, director de teatro.

A partir de su adolescencia, William Shakespeare vivió en Londres. Los recuerdos de su infancia, los sitios en que vivió y la gente que conoció, fueron la inspiración del dramaturgo para recrear sus ambientes y construir personajes. En 2009, fue revelado que según inscripciones en un libro de peregrinos de 1585, Shakespeare habría vivido su fe católica en secreto y que, incluso, pasó algunos años en Italia.

En obras como Romeo y Julieta y Medida por Medida abundan en "ideas y ritos católicos". Además, cinco de las 37 piezas teatrales que escribió, se desarrollan en la Italia continental, otras cinco, total o parcialmente en la antigua Roma y tres en la isla de Sicilia. Esa religiosidad ayudaría a entender su vida y obra.

"Creo que la espiritualidad que tiene Shakespeare es única. Lo que trata de hacer o pareciera que intenta hacer es dar una lección de vida es decir, es un autor que va más allá del entretenimiento y nos enseña a vivir mejor, en Shakespeare todas sus obras tienen una moraleja fuerte, una moraleja que va más allá de lo que se puede explicar, se siente la moraleja, nos enseña a ser mejores personas, nos enseña a ser mejores sociedades, nos muestra nuestros errores que cometemos cotidianamente", explicó Singer.

Desde que abandonó Stratford en 1585 hasta su reaparición en 1592 en Londres, no se sabe nada de la vida del dramaturgo. Esos años de misterio han dado lugar a mitos como el que indica que Cervantes y Shakespeare se conocieron e, inclusive, habría entablado una amistad. Lo que especialistas han descartado rotundamente.

Considerado el mayor dramaturgo de la época isabelina y de todos los tiempos, para muchos especialistas en Shakespeare, la grandeza del autor inglés radicaría en su libertad creadora.

"La cual implica un abanico de posibilidades gigantesco ese es el problema que tienen los directores de teatro, los actores cuando se pone en escena cómo voy a poner a Shakespeare, es tan libre, que me implica una libertad creadora muy fuerte. Tan profundo que llega a ser inalcanzable, prácticamente inalcanzable. hay todo un mundo de reflexiones infinitas, son juegos de espejos infinitos, eso creo que es otra complejidad que tiene Shakespeare, poder contar una historia y al mismo tiempo entender ese fondo de una sabiduría increíble muy amplia muy esencial”, señaló Enrique Singer, director de teatro.

Cinco años antes de su muerte, Shakespeare estrenó La tempestad, su última obra. En 1616, Shakespeare enfermó de neumonía, enfermedad que lo llevó a la muerte.

MACO