Niega El Vaticano que el papa salga de noche a ayudar a los pobres

CIUDAD DEL VATICANO, nov. 29, 2013.- El Vaticano negó este viernes que el papa Francisco salga a escondidas por las noches para ayudar a los pobres, ya que confió esa tarea a un enviado especial, el limosnero Konrad Krajewski.

 

El portavoz de la sede de la Iglesia católica, Federico Lombardi, salió a desmentir la noticia que circuló en las últimas horas y según la cual el propio limosnero habría sugerido a los periodistas que esas escapadas habrían tenido lugar.

 

“No resulta que el papa haya salido de noche con el limosnero Konrad Krajewski ni que el mismo limosnero lo haya dicho”, señaló el sacerdote jesuita.

 

La idea del pontífice que sale por las noches y conforta a los pobres de la ciudad quedó en el aire tras una conversación del propio limosnero con la prensa.

 

En la misma, el prelado polaco, quien colaboró con Juan Pablo II en el último tramo de su pontificado, recordó que siendo arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio se escabullía por las noches para compartir el pan con los desamparados.

 

Sostuvo que todos los días el obispo de Roma le manda paquetes de cartas con las órdenes de trabajo: visitar ancianos, ayudar económicamente a pobres, agradecer donaciones y confortar a enfermos.

 

Cuando se le preguntó si el papa había escapado del Vaticano alguna vez con él, en sus salidas nocturnas para dar de comer a los indigentes, el limosnero sólo se limitó a responder: “¡Siguiente pregunta!”.

 

Pero la actitud del prelado dio a entender que esa eventualidad podría haber tenido lugar realmente. Lo que provocó el desmentido de la sala de prensa vaticana.

 

Por lo pronto Bergoglio no necesita de su presencia física para estar con los pobres, esa tarea se la confió al mismo limosnero.

 

“Al principio, cuando yo solía salir por la noche por Roma, a veces el papa me preguntaba si podía acompañarme, y no se daba cuenta de los problemas que se podían crear si se supiera que salía del Vaticano”, explicó Krajewski.

Krajewski relató cómo el papa, cuando le nombró limosnero el pasado 3 de agosto, le pidió que hiciera como él hacía cuando era arzobispo de Buenos Aires: salir personalmente a llevar ayuda a los necesitados.

El arzobispo polaco, de 50 años, recordó que Francisco le dijo tras nombrarlo: “No te sentarás detrás del escritorio. Lo puedes vender. No esperes que la gente llame a tu puerta, ve a buscarla. Te quiero entre la gente para que lleves mi caricia a los pobres, a los desheredados, a los últimos”.

“Estos mis brazos, son limitados. Si los podemos alargar con los brazos de Konrad podemos tocar a los pobres de toda Italia. Yo no puedo salir, él, sin embargo, es libre”, dijo el papa Francisco, según refirió el limosnero.

Konrad prefiere que le llamen don Corrado, a pesar de ser arzobispo, y reveló que el papa bromeando también le dijo: “Cuándo alguien te llame ‘excelencia’ pedidle un tasa dvcinco euros para los pobres”.

“Cada vez que me ve el papa, me pregunta si necesito dinero”, explicó el limosnero, que relató que el papa suele decir que “una cuenta corriente es buena cuando está vacía porque se ha donado a los necesitados”.

El nuevo limosnero explicó que el papa le ha indicado que vaya a visitar también los hospicios para llevar su ayuda a los ancianos, pero también recuerda cómo le envió a la isla italiana de Lampedusa, para realizar donaciones a los inmigrantes supervivientes del naufragio del 3 de octubre, que se cobró la vida de más de 300 personas.

En Lampedusa, Krajewski compró 1.600 tarjetas telefónicas para los inmigrantes para que pudieran llamar a casa, ya que con el papa coincidió en que era eso lo que más necesitaban.

Cada mañana, relató Krajewski, se levanta a las 4:30 de la mañana e inicia su jornada respondiendo a las cartas de ayuda que llegan al Vaticano y a las que el mismo papa entrega al limosnero.

Se encarga de comprobar que las cartas, en las que se pide ayuda para pagar las facturas de la luz o el alquiler, sean verdaderas y a través del párroco de la zona desde dónde llega la petición se envían las donaciones -pequeñas y rápidas- 200, 500 o 1.000 euros según las necesidades.

También sale por las noches, acompañado de los guardias suizos, y lleva ayuda y comida a los vagabundos, a los ancianos, a los hospicios o comedores e, incluso, ha acompañado alguna vez a algún borracho a casa.

La Limosnería apostólica se financia con las donaciones y con los cerca 250.000 euros que cada año se recogen de la venta de los pergaminos bendecidos por el papa, que cuestan entre 5 y 15 euros, y que se piden para bautismos, bodas y otras ocasiones.

El año pasado, la Limosnería distribuyó cerca un millón de euros y ayudó, además de a Caritas, a 6.500 personas.

 

 

AAE