Crónica de la marcha del 20 de noviembre

CIUDAD DE MEXICO México, 21 nov. 2014.- Miles de personas marcharon pacíficamente la tarde de este jueves a la plancha de la Constitución por los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en el estado de Guerrero.

Los contingentes partieron del Angel de la Independencia, del Monumento a la Revolución y de la plaza de las Tres Culturas.

Los manifestantes estuvieron encabezados por los padres de los 43 jóvenes que desaparecieron el pasado 26 de septiembre tras ser detenidos por policías municipales de Iguala, Guerrero.

 

Al paso de la marcha se podían ver familias enteras, incluso niños. El ambiente que predominó siempre fue de calma y solidaridad. Algunas pintas esporádicas con aerosol a las vallas metálicas que pusieron en algunos puntos pudo haber sido el acto más rebelde.

 

Los asistentes iban muy pendientes de los encapuchados, les pedían que se descubrieran el rostro y les reiteraban que la marcha era pacífica. A los únicos que se les permitió permanecer embozados fue a un pequeño grupo que se identificaron como profesores y estudiantes normalistas que no querían ser identificados. Este grupo también marchó en calma.

 

Al llegar al Zócalo de la Ciudad de México, desde un templete montado frente a Palacio Nacional, se realizó un mitin en el que participaron como oradores, entre otros, padres de los desaparecidos.

 

No están solos. No están solos Les respondió la multitud en voz unánime.

 

Después de transcurrir todo en calma, a las 8 de la noche, los padres de los 34 normalistas desaparecidos dieron por concluido el evento, agradecieron la muestra de apoyo y les pidieron a los miles de asistentes que regresaran a sus casas. En ese momento los diversos contingentes que habían arribado al primer cuadro comenzaron a retirarse, aunque a penas a esa hora, algunos estaban llegando.

Minutos después, mientras los ánimos aún permanecían en calma, en medio de la plancha del Zócalo se elevaban algunos globos de cantoya y se quemaban algunos afiches. Aún había familias enteras reunidas, manifestantes pacíficos. Sin embargo, aproximadamente a las 8:15 de la noche,  un grupo de unos 30 jóvenes llamados “anarquistas”, muchos de ellos encapuchados o con paliacates en la cara, llegaron intempestivamente y comenzaron a congregarse frente a la puerta principal de Palacio Nacional. Este grupo no participó ni en la marcha ni en el mitin. Llegaron después de las 8 de la noche, y salieron del Metro.

 

Desde las vallas que fueron instaladas para evitar incidentes como el de la vez en que prendieron fuego a la Puerta Mariana, los anarquistas comenzaron a insultar a los cerca de 50 efectivos del Estado Mayor Presidencial que se encontraban resguardando el lugar.

 

Los manifestantes pacíficos intentaron persuadirlos, les gritaban No violencia. Fuera porros, sin embargo los anarquistas fueron escalando la violencia de sus acciones. Después de los insultos, comenzaron a arrojarle a los policías piedras, palos, botellas, petardos, trapos encendidos y bombas molotov.

 

 

Luego empezaron a derribar las vallas que se encontraban amarradas con cadenas, por lo que los efectivos del Estado Mayor Presidencial trataron de contener esas acciones arrojándoles agua y el químico que expulsan los extintores.

 

Un joven brincó la valla y llegó hasta donde se encontraban los efectivos policiacos. Fue detenido y de inmediato el grupo de “anarquistas” incrementó su violencia.

 

No sólo arremetieron contra las fuerzas del orden, sino que en ese momento comenzaron a agredir a los miembros de los medios de comunicación. Incluso soltaron petardos en zonas donde había manifestantes pacíficos, lo que en algunos momentos provocó pequeñas estampidas de gente tratando de alejarse del lugar.

 

Ante tal situación, de las calles de Corregidora y Moneda comenzaron a llegar cientos de policías federales y de la Secretaria de Seguridad Publica del Distrito Federal. Y fue finalmente alrededor de las 9:40 de la noche, que este grupo de granaderos empezó a replegar a los manifestantes.

 

El movimiento policiaco derivó en que la mayoría de los asistentes que permanecían en el Zócalo comenzaran a retirarse, aunque los que iniciaron con las acciones violentas permanecieron en el lugar.

 

Por tal motivo, los policías con sus escudos avanzaron para retirar a los “anarquistas”. Durante el proceso para desalojar de la plancha de la Constitución al grupo agresor, se registraron varios enfrentamientos en los que anarquistas atacaron a los policías con cadenas, palos y botellas.

 

Aproximadamente a las 10:20 de la noche logró recuperar el orden público en el Zócalo, para esa hora la plancha estaba totalmente bajo control de la policía.

 

Al final de la noche, se reportaron por estos hechos 16 personas detenidas y más de 20 lesionados, tanto manifestantes como policías.

 

Sobre la plancha de la Constitución y el circuito vehicular quedaron botellas, piedras, palos y demás objetos que arrojaron los “anarquistas” a los policías.

 

Amado Azueta, Carlos Ávila y Enrique Martínez