Cómo formar una pareja duradera y envidiable

CIUDAD DE MÉXICO, México, feb. 14, 2014.- Se vieron por primera vez y el amor nació como una curiosidad. Las oportunidades para verse eran en la iglesia, durante las clases de catecismo. Un día Lucy experimentó una emoción que no conocía; le pidieron ser la mujer para vivir hasta el día de su muerte junto a un hombre que adoraba la vida en altamar.

 

La vida parecía escapárseles entre los dedos. La familia de ella no aceptaba la relación, el padre del muchacho era alcohólico.

 

A finales de la década de los 60, Lucio, a la edad de 21 años decidió embarcarse y navegar como marinero, cruzó mares de México y del extranjero, pero algo le faltaba, la voz y la mirada de Lucy, consideraba que conocerla era lo único bueno que le había ocurrido en la vida.

 

Entonces durante cinco años consecutivos en el mar escribió cartas para Lucy. Justo al cumplirse el sexto año convencidos del amor del uno al otro decidieron que fuera realidad, se casaron a los 26 años.

 

Como requisito Lucy pidió que su abuela viviera con ellos y así fue durante 12 años que los acompañó hasta que falleció.

 

“Yo quería ser monja, mi abuela me enseñó el rosario, pero al conocer a quien hoy es mi esposo ya no quise”.

 

En la actualidad tienen 62 años de edad, 36 años de casados y tres hijos.

 

El tiempo en que han estado juntos como pareja consideran que el matrimonio “es duro y pesado”, es necesario dialogar y no separarse sólo cuando hay conflictos.

 

“Los muchachos ya no quieren compromiso sólo relajo y pasarla bien.”

 

Mi esposo viene de una familia en que se emborrachaban y lo golpeaban, yo lo eduqué para que no tomara. Gracias a mí cambió, se casó con una fregona”.

 

Todos los días Lucy a las cinco de la mañana le prepara de desayunar un licuado, una torta, y alpiste para la presión porque es diabético. Lucio trabaja como policía de seguridad privada.

 

“Jamás pensaría en serle infiel o dejarlo. Soy de hasta que la muerte nos separe”.

 

CIMENTAR UN BUEN AMOR

 

A Yang no le interesaba el matrimonio. Lo hizo porque sabía la ilusión de Yin de llegar a la iglesia vestida de blanco y rodeada de la familia. El compromiso se formalizó cuando se enteraron que estaban embarazados.

 

En la actualidad llevan casi tres años de casados. Por ahora ella a los 28 años de edad es el sustento de la casa.

 

Es un ejemplo del cambio del rol femenino, cuando la mujer se quedaba en casa  a cuidar a los hijos, hacer la comida y esperar a recibir dinero para subsistir.

 

“Desde estudiante visualizaba ejercer mi carrera en pedagogía. Tener esposo e hijos, esto no es limitante en el desarrollo profesional, al contrario me motiva. Las personas no están juntas para ser felices, sino para compartir su felicidad”.

 

Yang está próximo a cumplir los 30 años, es veterinario, por ahora se dedica a cuidar a la pequeña Valentina.

 

Ambos se coordinan para que exista armonía en el hogar.

 

El discurso de en las buenas y en las malas, en la pobreza y en la riqueza, les significa,  veían de forma  temporal una vida en pareja y ahora quieren el mayor tiempo libre para estar juntos.

 

“Me siento unida a él no porque tengamos la responsabilidad de una hija. Me siento unida a él porque lo amo, por compartir momentos difíciles y también de muchas alegrías”.

 

En el primer año de vivir juntos se exploraban, no se conocían. Ying descubrió que los sábados por la mañana son ideales para preparar hot cakes. A Yang le gustan mucho. Es un acto de amor saberlo feliz.

 

Al imaginar la vejez, no conciben una imagen de verse con arrugas, ni enfermedades, pero sí perciben que con el pasar de los años los intereses serán distintos en ambos.

 

El 14 de febrero es una fecha casi desapercibida en ellos. No les gusta redactar cartas, prefieren dejar recados, frases de afecto sobre el refrigerador, y en un pizarrón mantiene fotografías de los tres integrantes de la familia, debajo de cada imagen existe un listado de los proyectos a dónde quieren llegar.

 

CUANDO EL AMOR SE DESMORONA

 

En México las relaciones de pareja y los matrimonios son cada vez más frágiles y dejan de ser longevos por falta de compromiso, fidelidad, honestidad y tolerancia en los proyectos de vida, asegura Raymundo Macías Avilés, investigador de la UNAM, pionero en la terapia familiar en México.

 

¿Las parejas longevas son por costumbre?

 

Las parejas de antaño como las de ahora funcionan por valores. El matrimonio era básico para formar familias duraderas era un compromiso de vida. Había un nivel de tolerancia y aceptación y se permitía el compromiso de colaboración.

 

El consumismo, el poder y el dinero degeneran los valores, a cambio de la satisfacción fácil e inmediata. Esto provoca una serie de cambios sociales y culturales, “el que gana más dinero es más.”

 

El matrimonio se usa para un mayor estatus social, para salir de casa, un valor de fidelidad y compromiso ya no fundamenta muchas veces a las parejas. Ahora son efímeras, y light, viven sin compromisos, y les es fácil desechar. Es a lo que nos enfrentamos.

 

Pero hay parejas que conservan el sistema de creencias y valores de antaño no se han dejado llevar por el furor consumista moderno.

 

¿Cómo afectan las formas de comunicarse las parejas a través de las redes sociales?

 

La realidad virtual favorece a evadirse. En lugar de verse a la cara se usan medios electrónicos como el celular, el chateo y se deja la presencia del otro, se olvidan de la dimensión total, de tocar la mano de alguien, sentir la respiración, la mirada, su sonrisa, escuchar su aliento, comprender lo que siente el otro. Se ha perdido algo que es muy importante el poder de entablar un dialogo.

 

Aunque pensemos diferente, podemos entendernos y llegar a acuerdos. En las discusiones se pregunta quién  ganó, y en el diálogo se permite entender y es una clave para que una pareja dure muchos años más.

 

El matrimonio es un compromiso de vida, es la base para la familia y para el desarrollo de un país y de las nuevas generaciones.

 

¿Cómo serán los matrimonios en los siguientes años en México?

 

Hay dos alternativas que se dejen llevar y caer en la superficialidad en úsese, deséchese, deshágase, no lo recicle o puede ser que exista un sentido profundo de valores permanentes que han traspasado fronteras del tiempo.

 

Hace algunos años le preguntaron a una pareja de 75 años de casados cuáles eran los fundamentos para vivir tanto tiempo juntos. Plantearon dos cosas:

 

 Él tenía 98 años de edad y dijo: El compromiso, en un sentido profundo es la base de nosotros.

 

Y ella a sus 96 años de edad dijo: La tolerancia, porque no saben lo que él me ha tenido que  tolerar, pero no saben lo que yo le he tenido que soportar. 

 

MACO