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Un campo de exterminio llamado Esperanza

Alrededor de 3 mil 488 restos y fragmentos humanos se han encontrado en sólo una tercera parte del ejido Patrocinio en San Pedro de las Colonias, Coahuila, a 80 kilómetros de Torreón. Silvia Ortiz, mujer que encabeza la organización Víctimas por sus Desaparecidos en Acción (Grupo Vida) dijo que el ejido es un “campo de exterminio”, que esa palabra es realmente la indicada a juzgar por las condiciones de los restos humanos encontrados.

El ejido de Patrocinio, ubicado al suroeste de Coahuila, una zona de 160 mil metros cuadrados, es parte del territorio en disputa entre los Zetas, los cárteles del Golfo, de Juárez y de Sinaloa. El ejido se encuentra dentro de la Comarca Lagunera, zona muy importante para el tráfico de drogas. Las ciudades vecinas de Torreón Coahuila y Gómez Palacio, Durango son parte fundamental para la ruta de cocaína que se dirige a Estados Unidos. El 70% de la cocaína destinada al mercado estadounidense pasa por estas dos ciudades. Como bien indica Raymundo Riva Palacio en Vanguardia, la franja entre la Comarca Lagunera y Ciudad Juárez fue y es el campo de batalla de los cárteles mencionados. La franja se convirtió durante 5 años (2007-2012) en la zona más violenta, sangrienta y peligrosa del país.

Los 160 mil metros cuadrados, superficie mayor a 22 veces el Estadio Azteca, ha sido el lugar de desecho de miles de fragmentos de cuerpos humanos, una fosa clandestina de enorme extensión. El año pasado se encontraron 341 restos humanos; sólo en lo que va de este año, la cifra casi se triplicó. Este año se han encontrado mil 147 restos humanos. Silvia Ortiz indica que una de las hipótesis de los forenses es que se trate de cuerpos calcinados que fueron partidos en pedazos. Se han encontrado muelas, maxilares, colmillos y falanges. De los restos humanos recolectados, los más completos corresponden a tres columnas vertebrales incompletas. Además, se han encontrado casquillos de armas de fuego de calibre 9mm y 22mm y dos tambos usados para quemar los cuerpos.

Los integrantes del Grupo Vida, el grupo que ha estado más activo en la búsqueda de fragmentos de cuerpos humanos en el ejido de Patrocinio y que son familiares de personas desparecidas, aseguran que los montones de restos corresponden a una persona. Llevan cribas para colar la tierra, trabajan como arqueólogos para encontrar fragmentos óseos que puedan tener las condiciones para ser identificados con pruebas de ADN.

El Grupo Vida también tiene testimonios de los pobladores que viven cerca del ejido de Patrocinio. Estas personas describen las llegadas de aproximadamente 200 criminales con cuerpos, a los cuales bañaban con diésel y les prendían fuego hasta que se consumieran en tambos colocados en una gran grieta del ejido. Mientras las llamas se podían avistar a varios metros de distancia y el olor era perceptible, los criminales jugaban futbol americano.

Aun ante estas evidencias, el Gobierno de Coahuila presidido por el priísta Rubén Moreira habla poco. Según sus investigaciones, sólo se ha logrado determinar la identidad de tres personas distintas a partir de pruebas de los restos óseos. La razón: “un alto grado de carbonización y calcinación” presentes en los restos humanos que “tienen varios años de antigüedad”. El Gobierno de Coahuila asegura que la investigación de los hallazgos no ha concluido y que hay planes futuros para nuevas búsquedas. Es un hecho, hasta ahora, que los familiares organizados de desaparecidos han encontrado más restos humanos. El Gobierno de Moreira también niega que se trate de una fosa clandestina porque los huesos se encontraban a nivel superficial y no bajo tierra y que el ejido de Patrocinio sea un campo de exterminio.

Como dice Riva Palacio, el abandono institucional es casi total. El lugar es un ejemplo de la negligencia de la autoridad. Los periodistas de Eje Central describieron lo sucedido así:

Con ello no sólo terminaban una vida, sino trataban de garantizar su impunidad. Eliminando huellas, quitando a sus víctimas por completo la identidad. Obligando a los buscadores, a las familias, a convertirse en arqueólogos en busca de verdad y justicia.

La violencia se ha normalizado tanto en el país y en la Comarca Lagunera que las palabras comienzan a nombrar sus antítesis. El Grupo Vida llama al ejido del Patrocinio “La Esperanza”. Es cierto, el lugar puede ser la respuesta para las familias que llevan años buscando a sus integrantes desaparecidos, pero calificar al mismo lugar de dos maneras diametralmente distintas, “Esperanza” y “campo de exterminio”, es una contradicción que habla de una cotidianidad rodeada de violencia.