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CRIMEN Y SEGURIDAD

Adolescentes, escuelas y armas

¿Qué podemos aprender de Estados Unidos y su trágica historia de tiroteos escolares?

El día de hoy un chico de 15 años le disparó a una maestra y a tres de sus compañeros en un colegio, después se disparó y perdió la vida. Esta historia nos suena muy familiar, suena a esas otras terribles historias que han sucedido en el país vecino del norte, pero, penosamente, esta vez sucedió en México: ¿no sería bueno revisar qué sucede en Estados Unidos para poner en perspectiva lo que acaba de suceder en México?

Los “school shootings” una herida abierta en Estados Unidos

Desde el 2013 se han registrado más de 200 tiroteos en escuelas estadounidenses (school shootings). Cada uno de estos terribles hechos ha sido diferente a los demás.

Según la organización EveryTown que se dedica al registro de este tipo de incidentes, independientemente de las personas involucradas en un tiroteo, o de las circunstancias que dieron lugar a él, este tipo de incidentes socava la sensación de seguridad de los estudiantes.

Un estudio realizado en 2015 por la American Educational Research Association mostró que los tiroteos escolares tienen un impacto a largo plazo en las comunidades escolares en su conjunto pues reduce la matrícula de las escuelas y los resultados estandarizados de los alumnos bajan un 5%.

¿De dónde salieron las armas?

En los tiroteos registrados por EveryTown, más de la mitad de los chicos obtuvieron el arma en casa.

En Estados Unidos el derecho a portar armas es un derecho constitucional. Esto mismo permite que este país tenga la tasa más alta de armas por habtiante: 88.8 por cada 100.

Los tiroteos en las escuelas son una fracción de todos los tiroteos que se registran en Estados Unidos. De hecho, Según el American Public Health Association, entre más accesibles son las armas, mayores son las tasas de homicidios por arma.

Venta de armas. (Photo by Scott Barbour/Getty Images)

¿Quiénes son los adolescentes que disparan?

Un reporte hecho por el Servicio Secreto estadounidense en el que se estudiaron a 41 atacantes desde 1974 hasta junio del 2000 advierte que no existe algo así como un “tipo” de atacante o algún perfil específico que identifique a un chico como uno que posiblemente pueda convertirse en un atacante.

Algunos chicos vivían con ambos padres en lo que se considera una “familia ideal estadounidense”, algunos eran hijos de padres divorciados o vivian en casas hogar, algunos eran solitaros, la mayoría tenían amistades íntimas… así que no hay señales evidente que muestren que alguno de los jovenes estudiantes puedan tener el “perfil de un atacante”.

Aunque en el estudio del Servicio Secreto, varios chicos atacantes aseguraron que la alienación y la persecución los llevó a la violencia. Es por eso que en el Servicio Secreto no se buscan rasgos, sino que se pregunta por cómo estaba antes del incidente, lo que dijeron, de qué se quejaban, qué saben sus amigos, si estaban deprimidos o desanimados, etcétera.

Así que el acoso en la escuela, la sensación de sufrir una injusticia en su entorno u otro tipo de factores pueden contribuir a este tipo de incidentes.

¿Es la exposición a videojuegos violentos un detonador?

Esto se ve desmentido cuando se comparan el gasto en videojuegos entre Estados Unidos y Japón: En 2013, en Estados Unidos hubo un gasto per capita de 44 dólares en juegos de video, en Japón el gasto fue mayor (55 dolares), por otro lado, los homicidios anuales por arma de fuego en Estados Unidos fueron 11 mil… en Japón fueron 6.

¿Cómo se han tratado de impedir estos ataques en Estados Unidos?

Por parte de las escuelas, se han instalado botones de pánico sin cables, también se han limitado los puntos de entrada con seguridad en los accesos, se ha mejorado la comunicación con la policía local y se han implementado psicólogos que monitoreen y den ayuda psicológico a aquellos alumnos que lo necesiten y lo pidan.

En cabeza ajena

Tal vez aplique el refrán que reza “nadie escarmienta en cabeza ajena” y todos los casos sean distintos, pero, con una experiencia tan amplia en este tema, ¿no sería bueno comenzar a adelantarnos para evitar futuras tragedias entre nuestra juventud?