Inicio  /  Historias
POLíTICA

¿Puede un hombre ser feminista?

Si uno se identifica con el género masculino pero también está consciente de las injusticias que sufren las personas que se identifican como mujeres, ¿puede uno unirse a ellas?, ¿puede un hombre ser feminista?

Una de las grandes discusiones dentro de las distintas corrientes del feminismo es sobre si un hombre puede llamarse a sí mismo feminista o la manera en que podrían los hombres participar en el movimiento.

Las posturas son múltiples, pues no hay un sólo feminismo y existen muchísimas formas en que mujeres de todo el mundo han articulado este movimiento o viven ellas mismas el feminismo día a día.

Algunos de los argumentos que están en contra de la intrusión de los hombres en el movimiento arguyen que el feminismo es un movimiento liderado por mujeres, que está hecho por y para mujeres y que la presencia de hombres podría coptar los espacios que ellas están construyendo para ellas mismas. También hay quien asegura que llamarse a sí mismo hombre y feminista es una contradicción, porque lo primero que se está afirmando es que uno pertenece al elemento opresor.

Claro que sí hay una contradicción entre ser hombre y ser feminista  pero sólo entendiendo a un hombre como aquel que vive en una situación privilegiada con respecto a las mujeres (el machismo así lo establece y a los sujetos que se les identifica como “hombres” ahí los coloca: en el privilegio). Pero eso no implica que los hombres no puedan ser aliados del feminismo, que no puedan apoyar el feminismo y en la medida en que un hombre se involucra se da cuenta de que debe de abandonar, criticar y deconstruir ciertas situaciones para poder ser lo que el feminismo necesita: una persona que escucha y apoya. Es en ese sentido que las mujeres buscan el apoyo de los hombres y los pueden llamar feministas.

¿Por qué los hombres deberíamos apoyar el feminismo?

Existen hombres que se han dado cuenta de que allá afuera el mundo es aún más inseguro para la otra mitad de la población, que uno podría sufrir por la violencia del país pero que no se compara con la situación de una mujer que además de sufrir la violencia del país sufre la violencia de género, pues no pueden ir en el transporte público de su propia ciudad sin sufrir abusos, acoso, violencia.

Hay hombres que saben que no tienen idea de lo que debe ser despertar cada mañana con el temor de que lo que uno decida vestir pueda ser interpretado como “una invitación” al acoso o que si uno decide ejercer su sexualidad de tal o cual manera pueda terminar no solo marginado sino asesinado.

Hombres que están conscientes de que no tuvieron que tener la severa educación de servidumbre que se les inculca a las niñas mexicanas, que no fueron callados, reprimidos desde niños sólo por el género con el que fueron identificados al nacer.

 

Y no es que los hombres no suframos de abusos, de acoso, de violencia, de educación severa para responder al ideal de “machito”, pero, ahí está el punto. La violencia que sufrimos los hombres también es fruto del machismo, se nos castiga cuando somos “femeninos” porque, desde un principio, se cree que “lo femenino” está mal. Se nos envía a la guerra y se nos obliga a ser sostenes económicos por el ideal machista del “macho proveedor”. Así que los hombres también somos víctimas del machismo y es una buena razón para también ser feministas. 

Aunque la solidaridad debería ser nuestro principal motor: ¿podemos vivir en un mundo en el que la mitad de la gente vive en la injusticia?, ¿Qué clase de personas seríamos si permitimos que ocurran más injusticias?

Aliados: lo que necesita la justicia en México

El feminismo es cuestión de mujeres, eso hay que tenerlo claro, ya sean mujeres heterosexuales, homosexuales, cisgénero, transgénero… las mujeres son las principales víctimas del machismo y también son las principales expositoras y líderes del feminismo. Son ellas las que pensaron estos temas por primera vez hace décadas y son ellas las primeras en tratar de hacer algo al respecto, nosotros no podemos explicarles a ellas un tema que ellas tienen tantos años pensando y analizando.

La lucha la lideran ellas, pero eso no significa que tengan que hacerlo solas, nosotros podemos ser sus aliados.

Fue en el movimiento LGBT con el que nació el término “aliado”. Designaban con esta palabra a todos aquellos que se daban cuenta de las injusticias que sufren lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales pero que no necesariamente compartían su orientación sexual o su identidad de género.

Cuando uno es un aliado uno tiene que escuchar a la persona a la que uno se está aliando. ¿Cómo saber qué le duele, qué necesita, qué problemas tiene si no lo escuchamos y lo tomamos en serio?

Escuchar y apoyar, eso hace un aliado, justo como nos gustaría que nos hicieran si fuéramos víctimas de una injusticia.

Como lo describió el filósofo mexicano Luis Villoro en Tres Retos de la Sociedad por venir: No podemos pensar una idea de justicia en México si no partimos del análisis de que es un país en el que hasta ahora se vive todos los días mucha injusticia. La viven los indígenas, los discapacitados, las mujeres, los ciudadanos LGBTTTI, los afromexicanos, los inmigrantes, las personas con sobrepeso, los pobres, los trabajadores, las y los niños, los campesinos, etcétera. Y cada uno de estos sectores sabe sus problemas, sus carencias, sus necesidades y han liderado sus propias batallas. ¿No sería todo mejor si nuestro principal motor fuera la solidaridad?, ¿No debería ser nuestra primera reacción escuchar a los que están pidiendo justicia para saber cómo restituírsela?

Cuando los indígenas salen a las calles, los obreros o las trabajadoras sexuales, y piden justicia, ¿no deberíamos pensar en que debió pasar algo horrible para que interrumpieran su vida y salieran de esta forma? Tal vez México no será más justo hasta que su gente no piense en que éste no será un mejor país si no pensamos en ayudar activamente al necesitado, escuchar a la víctima de las injusticias, nos aliemos con ellos, y exijamos todos un lugar más justo.

Porque no hay problemas más importantes, no es la luchas del obrero más importante que la de la mujer, la del homosexual o la del indígena. Todas son batallas que deben ser libradas y la guerra contra la injusticia jamás será ganada hasta que no aprendamos a aliarnos los unos con los otros y ayudemos a los demás a librar sus respectivas batallas.

@Filosofastrillo