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SALUD

Los enojos constantes no permiten bajar de peso: estudio

Un estudio publicado en noviembre de 2017 por la Organización Panamericana de la Salud reveló que enfadarse constantemente influye en el aumento de peso de las personas.

Tras realizar un análisis de más de una década, los especialistas en nutrición de dicho organismo determinaron que los enojos liberan hormonas como el cortisol y la adrenalina.

Estas hormonas, que son las encargadas de regular los niveles de glucosa, mandan una señal que le hace creer al organismo que necesita liberar más energía y, por ende, aumenta la sensación de hambre.

Este incremento en la ingesta de alimentos provoca un exceso de nutrientes que, en turno, no permiten al organismo deshacerse de proteínas y grasas que provocan el aumento de peso.

Los especialistas descubrieron que la gente que se enfadaba con mayor regularidad sentían hambre varias veces al día.

Al comer más y no desgastar la energía tras el coraje, la glucosa ingerida en los alimentos acababa por convertirse en grasa.

En su estudio los especialistas también indicaron que las hormonas producidas durante los enojos también se hacen presentes cuando una persona está tensa, temerosa o estresada.

El informe divulgado también descubrió que durante una pelea provocada por el mal humor aumentan los niveles de insulina que van a la sangre, lo que también acaba por aumentar la sensación de hambre.

Juan Manuel Villa, nutricionista y autor del libro “El que se enoja engorda”, apoya esta teoría, argumentando que existe una estrecha relación entre el peso de las personas y sus emociones.

Para él la segregación de adrenalina y cortisol provocan un proceso de inflamación que hace que las células no sean capaces de liberar energía, lo que no permite que la gente queme suficientes calorías durante el día.

En otras palabras, si el peso es un problema en un organismo, mantenerse en un estado mental equilibrado puede ayudar a reducirlo.