El estado de Jalisco se divide en varias regiones que ofrecen una gran variedad de paisajes. Cada uno de ellos es capaz de robarle el aliento a cualquiera, pero existe una región ubicada por la latitud oriente del estado que es dueña de las vistas, los lugares y los atardeceres más hermosos que cualquier persona pueda ser capaz de atestiguar.
Desde sus verdes campos hasta su festivo zócalo, este es una zona llena de magia. Es precisamente al centro de ella donde se encuentra la plaza principal, llena de historia y de encantadores rincones como los portales, donde la vista se pierde entre la cantidad de cosas que uno puede curiosear y comprar.
Al seguir recorriendo con los ojos el lugar, se puede apreciar cómo por todo lo alto de la plaza se alzan las enormes torres y la cúpula del Templo Parroquial de San José Obrero que alberga el fervor de su gente y un impresionante estilo arquitectónico que por supuesto deja sin palabras a propios, extraños, visitantes y residentes.
Pero esta privilegiada región de los Altos de Jalisco no sólo cuenta con este extraordinario escenario del centro, si volteamos la mirada hacia sus vastos campos, encontraremos que también tiene una de las tierras más fértiles de todo el país. Su tierra roja y semi-árida es el perfecto hogar para inmensos árboles de encinos, robles, sauces, cedros, fresnos y nogales que enmarcan a la perfección sus cielos de color azul profundo, y es esa misma tierra la que también es capaz de dar vida a los árboles de frutas y aromas más dulces que uno se pueda imaginar: Duraznos, perales, granados, higueras, naranjos y limones hacen gala de lo gentil que es la naturaleza con sus habitantes.
Se dice que su tierra de rojizos tintes llega a ser tan dadivosa que ni siquiera permite que quienes viven en este poblado sufran mal alguno, puesto que de ella también brota el cardo santo, la doradilla, la hiedra, la sábila, la hierbabuena y la hierba del golpe, que acaban con cualquier dolor que los aqueje, confirmando lo afortunados que son los pobladores por vivir aquí.
Pero entre la majestuosidad de recursos que la tierra da en esta zona, se levantan con belleza y gallardía entre los sembradíos los enormes agaves azules que dan vida a la leyenda del lugar, esa que le dan presencia en todo el mundo y del que extraen la materia prima para crear la bebida emblemática de los Altos, el tequila.
Este fabuloso lugar tan bendecido con todas estas bondades y hermosas vistas lleva por nombre Arandas, y es a esta tierra a la que a diario se le rinde un profundo homenaje por ser tan noble, por tener a la gente más cálida, las tradiciones más bellas, las fiestas más alegres y ser cuna del tesoro más valioso de todos. Este tributo se le hace a través del más exquisito de los tequilas: Tequila Cazadores, que nació gracias al sueño deDon José María Bañuelos de enaltecer su tierra y lográndolo con tal maestría que este sueño que se originó en 1922 perdura hasta el día de hoy, repartiendo por el mundo la bebida que representa a la perfección el Orgullo de Arandas y de ser originario De Los Altos de Jalisco.
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