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CLIMA Y FENóMENOS NATURALES

Otro sismo en 19 de septiembre en la CDMX

En tierra, a esta ciudad le sobran manos de voluntarios de gente de a pie, con la única consigna de ayudar en lo que puedan en lo que sea solidaridad de la buena de la que no usa adjetivos.

Hay silencios cuando se escuchan desde el fondo de los escombros, las voces de las víctimas.

El puño levantado para avisar a los demás que se buscan señales de vida. Los escombros se remueven centímetro a centímetro. Cadenas humanas, mano a mano, cargan los pedazos de este desastre con la esperanza de que cada escombro que se retira, sea una oportunidad de encontrar a alguien con vida.

Desde el aire, algunas zonas de la Ciudad de México intentan curar sus heridas entre
edificios fracturados sumidos colapsados.

En la tradicional colonia Roma, los cimientos de varios edificios no resistieron.

En la calle de San Luis Potosí y Medellín, un edificio de departamentos se derrumbó 20 minutos después del sismo, lo que permitió que sus moradores alcanzaran a salir.

Elementos del Ejército participan en las labores de rescate. Lo mismo en Viaducto, casi esquina con Medellín. Una grúa retira todo lo que obstaculiza las maniobras de rescate los voluntarios llevan cubetas cargadas de escombros que van y vienen que suben y bajan.

Entre Monterrey y Medellín, un edificio de oficinas de derrumbó se observa como los equipos de rescate, se introducen desde lo que queda del techo en busca de sobrevivientes

En la calle de Ámsterdam, en la colonia Condesa, un edificio de departamentos se cimbro y no resistió desde el aire se observa la movilización de los cuerpos de rescate y la zona acordonada

Sobre Avenida Cuauhtémoc, el edificio de ocho pisos del Servicio Nacional de Empleo, frente al Metro Etiopía, registra fracturas y el desplome del recubrimiento de uno de sus muros laterales.

En la esquina de La Morena y la calle de Enrique Rebsamen, un edificio quedó con daños en la fachada, pero en el número 247 de esa misma calle, otro edificio de departamentos de cuatro pisos simplemente no resistió y quedó vencido sobre el estacionamiento subterráneo.
Afortunadamente no hay víctimas, pero la estructura podría venirse abajo en cualquier momento.

En el sur, sobre Canal de Miramontes, esquina con la calle Campanilla, el tercer piso de una vivienda se desplomo aprisionando la estructura de los pisos de abajo huele a gas, pero no hay heridos.

En Miramontes, esquina con Calzada del Hueso, una plaza de dos pisos, donde se ubicaba un laboratorio y locales comerciales se vino abajo.

En la misma zona, sobre la calle del Arco, en la Unidad habitacional Girasoles 2, los trascabos mueven la losa de un edificio derrumbado mientras otro, contiguo quedó inclinado.

Cientos de voluntarios remueven los escombros.

La Policía capitalina ha acordonado la zona. Hasta las seis de la tarde del martes, 18 personas habían sido rescatadas. Lorena es la número 19, está ubicada y se hace todo lo posible por sacarla con vida.

Pero uno de los momentos más dramáticos se vive en la primaria Enrique Rebsamen, ubicada en Calzada de las Brujas y la calle de Madero, muy cerca de prolongación División del Norte.

Desde el aire se observa cómo se desplomó una sección de la escuela, pero son visibles grietas en otro de los edificios del colegio que podrían venirse abajo.

Bajo los escombros de este techo quedaron tres pisos con adultos y niños atrapados.

Estas imágenes son supervisadas desde tierra por los rescatistas, para ubicar a las posibles víctimas, diseñar una ruta acceso, rescate y verificar los muros vencidos.

Se busca a Sergio y Miriam Rodríguez, dos pequeños con los que se ha mantenido comunicación, de entre los escombros.

Elementos de la secretaria de Marina, del Ejército y de la Policía Federal, participan en las labores de rescate.

Se ha pedido que se corte la energía eléctrica y se procede a remover un tanque de gas ubicado por las tomas aéreas.

Sobre esa grieta, nos han confirmado, que hay al menos seis víctimas no se sabe si siguen vivos
Hasta las siete de la tarde, el trágico saldo era de 20 niños y dos adultos muertos en esta zona.

Ha sido un día largo, el más largo de los últimos 32 años y una noche triste, tristísima por los niños del colegio Rebsamen y la mañana de este miércoles nos seguirá enseñando las heridas del 19 de septiembre.

El único consuelo es que si todos los voluntarios se agruparán bajo un lente angular no cabrían, porque son tantos que nunca dejarían que esta ciudad se nos caiga a pedazos.

 

Con información de Alberto Tinoco
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