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HISTORIA

7 dudas que todos tienen sobre la independencia de México

Hay muchos mitos alrededor de la revolución por la independencia de la nación, ¿pero cuáles son las dudas que que todos tenemos sobre uno de los periodos más importantes de México? En seguida hacemos un listado de las 7 dudas más comunes que surgen sobre los primeros años de la guerra:

1. ¿Por qué Hidalgo exclamó “Viva Fernando VII” durante el grito de Dolores?

Los acontecimientos que giran alrededor del grito de Dolores, tal como se enseña en la primaria, son prácticamente productos de una leyenda. Se desconoce la hora exacta, se desconoce el número de convocados, incluso se desconoce el lugar preciso. Aunque muchos dan por un hecho que el Grito se dio a las puertas de la parroquia de Dolores, también hay historiadores que defienden la teoría de que la arenga ocurrió en la casa de Miguel Hidalgo, a dos cuadras de la iglesia. Y por supuesto, no hubo registro de las palabras exactas del cura. ¿Cuáles fueron las consignas que alentaron a sus feligreses a levantarse en armas contra las fuerzas de la Nueva España?

De acuerdo a diversos documentos recogidos a lo largo de la historia, Hidalgo exclamó varias consignas: hubo “vivas” a la religión, a la América, a la Virgen de Guadalupe, y tal vez algunos “muera” el mal gobierno y “mueran” los gachupines. Pero si en algo están de acuerdo los registros es que Hidalgo también dijo “¡Viva Fernando VII!” Y es aquí donde surge la duda, ¿que no se estaban rebelando contra las españoles? ¿A qué viene la gloria de un rey de España en un reclamo por la libertad?

Dos años antes, en 1808, el monarca español fue depuesto por las fuerzas invasoras de Napoleón Bonaparte, quien impuso en el trono español a su hermano, José I Bonaparte. En un intento de sublevación, el virrey de aquel entonces, José de Iturrigaray, invocó a la autonomía de las colonias americanas en lo que el legítimo rey de España pudiera recuperar su trono. Sin embargo, los comerciantes españoles tuvieron otra idea y orquestaron un golpe de estado, imponiendo a su propio virrey, una marioneta que velara por sus intereses económicos. Por tal motivo, varios integrantes de la conspiración revolucionaria veían a la élite en el poder como unos lacayos de un gobierno afrancesado, cuya explotación del pueblo ya no podía ser tolerada.

El ideal de un México independiente vino tiempo después…

La Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores (Notimex-Especial)

2. ¿Realmente existió “el Pípila”?

Aunque la figura del “Pípila” y su particular aportación en la toma de la Alhóndiga de Granaditas son temas de debate, la versión popular nos cuenta que sí existió un Juan José de los Reyes. A este hombre mestizo, un minero de San Miguel el Grande, es al que se le atribuye el sobrenombre de “Pípila”. ¿Qué más se sabe de él? Pues luchó en el ejército insurgente, sobrevivió a la toma de la Alhóndiga y no murió sino hasta 1863 a causa de complicaciones de una enfermedad respiratoria por los años de trabajo en las minas de Guanajuato.

El problema con la historia del “Pípila” es que no deja de ser eso: una historia. Como no existen documentos que puedan dar constancia de su hazaña, los historiadores prefieren borrar su aportación de la columna de los hechos. Por tal motivo, la figura del “Pípila” ha llegado a simbolizar al soldado anónimo, aquel que nunca llegó a ser general o político, pero que permanece en el folclor popular por los actos heroicos que aseguraron victorias indispensables en la lucha revolucionaria.

3. ¿Por qué Hidalgo no tomó la capital tras la victoria en el Monte de las Cruces?

No hay victoria más gloriosa en la campaña de Hidalgo como la que se dio el 30 de octubre de 1810 en la batalla del Monte de las Cruces. Con una fuerza de 80 mil insurgentes, Hidalgo aplastó a las pocas guarniciones realistas que defendían a la Ciudad de México. Tras la contundente victoria, Hidalgo estaba a las puertas de la capital, a menos de dos meses de que hubieran iniciado las hostilidades. Sin embargo, el cura tomó la decisión de darse la media vuelta con sus tropas y marchar hacia el Bajío. ¿Por qué?

Se dice que tras el triunfo insurgente en el Monte de las Cruces, Hidalgo envió a sus generales, Ignacio Allende y Mariano Abasolo, a negociar la entrega de la capital con el virrey Francisco Xavier Venegas. Sin embargo, la máxima autoridad en la Nueva España se negó a aceptar las condiciones de su enemigo y casi termina por fusilar a los enviados. Allende le propuso a Hidalgo tomar la capital por la fuerza, pero el cura se opuso a esta idea, temeroso de la masacre que se podría desatar si las tropas indígenas conquistaran la Ciudad de México.

Luego de ser testigo de los excesos en Guanajuato, Hidalgo prefirió someter al ejército realista por otras vías, decisión que provocó el disgusto de Allende y la desmoralización de buena parte de los soldados. Una semana después, el ejército Insurgente padeció su primera derrota importante al ser alcanzados por los tropas comandadas por Felix Calleja en la batalla de Aculco. Las tropas de Hidalgo nunca volverían a estar de nuevo tan cerca de una victoria definitiva.

(De Gengiskanhg – Photograph taken by me, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3167458)

4. ¿Por qué Morelos nunca unió fuerzas con Hidalgo?

Diez días antes de la batalla del Monte de las Cruces, el ejército Insurgente había salido de Valladolid con rumbo a la Ciudad de México. José María Morelos y Pavón, al escuchar que las tropas de Hidalgo estaban por sus lares, se montó en su caballo con la intención de unirse a la causa revolucionaria como capellán. Morelos le dio alcance a Hidalgo en el pequeño pueblo de Charo y más tarde platicaron en un mesón de Indaparapeo.

El cura de Dolores rechazó la idea de Morelos. De hecho, Hidalgo tenía planes más ambiciosos para su colega, por lo que lo nombró “General de los ejércitos americanos para la conquista y nuevo gobierno de las provincias del sur, con autoridad bastante”. En efecto, el jefe insurgente le ordenó a Morelos levantar tropas en el sur del país y tomar por las armas el puerto de Acapulco, así bloquearía una ruta comercial de gran importancia para los realistas.

Los dos cabecillas no se volverían a encontrar de nuevo cara a cara, pero fiel a su palabra, el Siervo de la Nación se dedicó a ejecutar con disciplina su papel en el plan de guerra y cumplió la tarea que le encomendó el Padre de la Patria.

(De KevinJIK – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=25195876)

5. ¿Por qué el movimiento insurgente adoptó una bandera tan extraña?

En los once años que duró la lucha por la Independencia de México, el movimiento insurgente adoptó varias banderas y estandartes de acuerdo a los ideales de la división castrense. Quizás la más peculiar sea la bandera adoptada por el llamado Regimiento de la Muerte del Doliente Hidalgo, creado por José María Cos, integrante de la Suprema Junta Nacional Americana. Esta Junta de Zitácuaro fue convocada por Ignacio López Rayón en 1811 como una fuerza política que oponía la autoridad del virreinato, pero al poco tiempo, el virrey Venegas la tuvo en su mira y ordenó al general Calleja su pronta erradicación.

El 2 de enero de 1812, las fuerzas de Calleja rodearon el pueblo de Zitácuaro. Aunque sus números eran por mucho superiores al de los insurrectos, en el conflicto se toparon con una fuerte defensa encarnizada por una pequeña división de campesinos originarios de la Tierra Caliente. Este regimiento era arropado por los colores rojo y negro de la bandera del Doliente de Hidalgo, hombres enfocados en vengar la muerte del cura de Dolores.

A pesar de sus esfuerzos, el regimiento fue aplastado por la artillería de Calleja y su bandera sirvió de trofeo. Hoy todavía se puede apreciar en el salón de banderas del Castillo de Chapultepec.

(Mexboxeo-bandera – Own work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=50477575)

6. ¿Por qué celebramos el 15/16 de septiembre pero a nadie le importa el 27 de septiembre?

Aunque en el año 2010 la nación se puso de cabeza por celebrar día y noche el Bicentenario de la Independencia, la verdad es que México no cumplirá 100 años como nación independiente sino hasta 2021. Fue el 27 de septiembre de 1821 cuando el ejército de la Tres Garantías entró de manera triunfal a la Ciudad de México, en un desfile encabezado por Agustín de Iturbide. Fue el día más feliz en la historia nacional, según el escritor conservador Lucas Alamán.

Pero no, casi nadie le prende una vela al 27 de septiembre. Resulta preferible recordar y celebrar el 16 de septiembre como el día más importante del año para el país. ¿Por qué? El hecho de que el cumpleaños de Porfirio Díaz cayera el 15 de septiembre seguro influyó en que el inicio de las festividades comenzara desde un día antes, prolongando las fiestas patrias por casi dos días. Tomando en cuenta que el dictador tuvo al país bajo su yugo por 35 años, la población se acostumbró a juntar las dos celebraciones.

Pero más allá del capricho de don Porfirio, tenemos que volver a un documento de 1813, cuando el general José María Morelos escribió en sus Sentimientos de la Nación -en el punto 23- su deseo de conmemorar el 16 de septiembre como el día en que se “levantó la voz de la independencia y nuestra santa libertad comenzó”, haciendo eco de las acciones de Ignacio López Rayón un año antes.

Que igualmente se solemnice el día 16 de septiembre todos los años, como el día aniversario en que se levantó la voz de la independencia y nuestra santa libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se abrieron los labios de la Nación para reclamar sus derechos y empuñó la espada para ser oída, recordando siempre él mérito del grande Héroe él señor Dn. Miguel Hidalgo y su compañero Dn. Ignacio Allende.

(Ramón Sagredo. Dominio público)

7. ¿Qué tiene que ver el Ángel de la Independencia con el movimiento de independencia?

Desde el momento en que la nueva nación americana obtuvo su soberanía y libertad, existió la intención, la iniciativa, el concurso, el proyecto para levantar un monumento que sirva de homenaje a los héroes de la independencia. Pero a causa de los obstáculos que se cruzaron por el camino (guerra civil, invasiones extranjeras, corrupción, incompetencia, etc), el gran monumento nunca se construyó. No fue sino hasta el año de 1900, cuando la dictadura de Porfirio Díaz estaba en su apogeo, que el arquitecto Antonio Rivas Mercado obtuvo el encargo. Diez años y varias dificultades después, don Porfirio encabezó la inauguración de la columna, coincidiendo con el Centenario de la Independencia.

¿Pero por qué un ángel?

Técnicamente no es un ángel. Se trata de la Victoria Alada (Nike, por su nombre en griego), la diosa de la mitología grecorromana que personifica el triunfo. La corona de laurel que sostiene en la mano es un gesto dirigido a los vencedores de una batalla, en este caso, los héroes al pie de la columna y el pueblo mexicano bajo la mirada de la divinidad. La estatua de bronce cubierta de oro también sostiene una cadena con tres eslabones, lo que simbolizan los 300 años del dominio de España. Ya en el pie de la columna vemos las figuras de los próceres de la Independencia y los nombres de las 24 figuras ilustres que prendieron la mecha del conflicto.

(Aurelio Escobar Castellanos – Aurelio Escobar Castellanos Archive, CC BY 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1538462)