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ECOLOGíA

Inminente la extinción de la vaquita marina

En las tibias aguas del Mar de Cortés habitan los últimos ejemplares de vaquita marina, un cetáceo endémico del alto Golfo de California, considerado por la comunidad internacional como la especie marina más amenazada del planeta.

Hemos visto que, en el área natural protegida, donde está la vaquita marina, la vaquita marina sigue extinguiéndose, sigue disminuyendo su población, lo que la está llevando a la extinción”, dijo Miguel Alejandro Rivas, campañista de Océanos de Greenpeace.

Pese a los esfuerzos gubernamentales y de organismos internacionales, la vaquita marina ha registrado en los últimos 10 años una disminución alarmante; en su último censo, el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita Marina dio a conocer la existencia de tan sólo 30 ejemplares.

Organismos científicos estiman que hace tan sólo dos décadas, en el alto del Golfo de California, existían cerca de cinco mil ejemplares; a principios de la década de los 90 se documentó la muerte promedio de 78 vaquitas cada año, víctimas de la pesca incidental.

La acelerada disminución de ejemplares de vaquita marina se debe a la depredación de la totoaba, una especie de pez con la que comparte hábitat.

El buche o vejiga natatoria de la totoaba alcanza precios exorbitantes en el mercado negro asiático, debido a que se le atribuyen propiedades afrodisiacas y medicinales.

Los chinos lo pagan extremadamente caro, lo pagan en dólares y un buche normalmente por kilo, estamos hablando de que un kilo de buche de totoaba puede andar entre los 30, dependiendo la calidad, hasta los 60 mil dólares, dólares”, aseveró Ignacio Millán, subprocurador de Recursos Naturales de la Profepa.

Durante décadas, el intento por capturar la totoaba ha provocado que la vaquita marina quede atrapada en las redes clandestinas que se ocultan en la profundidad del mar.

“A pesar de la presencia de la Secretaría de Marina, de la Profepa, de la Policía Federal y diversas autoridades, el tráfico ilegal de totoaba no ha parado, la impunidad continúa; inclusive las mismas personas que han sido detenidas con totoaba, van al Ministerio Público y salen libres a los días siguientes”, denunció Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica.

La pesca de totoaba deja grandes ganancias a los pescadores furtivos debido a que, hasta hoy, su pesca no es reconocida como un delito grave.

Muchas de esas veces los jueces o los Ministerios Públicos, les fijan una caución y entonces no están detenidos, muchos de ellos siguen su proceso en libertad hasta en tanto no se concluya el proceso”, aseveró Ignacio Millán, subprocurador de Recursos Naturales de la Profepa.

Ante este alarmante panorama de disminución, en abril de 2015 el gobierno mexicano lanzó una estrategia de protección para prohibir la pesca con redes de enmalle en el polígono de protección de la vaquita marina por un lapso de dos años; se otorgaron apoyos económicos por mil 50 millones de pesos a las comunidades pesqueras afectadas y, además, se intensificó la vigilancia por parte de la marina y el Ejército mexicano.

De 2015 a febrero de 2017, en 700 recorridos de vigilancia marinos y terrestres, se logró el decomiso de 180 buches de totoaba, 766 redes de pesca, 51 embarcaciones menores, siete barcos camaroneros, ocho vehículos y una cuatrimotos. Además, se han puesto a disposición del ministerio público a 46 personas.

A pesar de estos esfuerzos sin precedentes, los registros indican que la población de vaquita marina sigue disminuyendo.

Ante su inminente desaparición, autoridades ambientales y comunidad científica internacional ya preparan medidas emergentes para tratar de rescatar a la vaquita marina del borde de la extinción.
Con información de Marco Antonio Sánchez
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