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Elaboración de las banderas monumentales de México

El verde representa la esperanza, el blanco la paz y el rojo la sangre de los héroes que nos dieron patria y libertad.

La fabricación de la tela, el teñido, la confección y los detalles del escudo nacional corren a cargo de las fábricas de vestuario y equipo de la Secretaría de la Defensa Nacional con ciencia, arte y pasión.

El proceso inicia en la fábrica de teñidos, acabados y estampados donde anualmente se preparan y tiñen 60 mil metros lineales de tela de 1.60 metros de ancho, 96 mil metros cuadrados de tela para banderas, equivalentes al doble del área del Zócalo Capitalino o 16 veces la superficie de la cancha del Estadio Azteca.

En la primera etapa lo que hacemos es limpiar de impurezas a la tela para que el color se pueda anclar fácilmente. En la segunda etapa entramos propiamente a la etapa de la fase de teñido donde unimos el colorante sobre las fibras de la tela, posteriormente aplicamos un acabado especial para evitar que la tela forme humedad o tenga una agresión directa con los líquidos”, dijo el ingeniero Luis Miguel Fernández, jefe de la Fábrica de Teñido, Acabado y Estampado D.G.FA.V.E. de la Sedena.

Tras un estricto control de calidad, los lienzos de nylon tejido recto diamante, capaces de resistir viento, rayos ultravioletas e incluso lluvia ácida, pasan a la etapa de corte.

Las banderas monumentales, como la del Zócalo, San Jerónimo, Los Pinos y el Campo Marte, requieren de 60 lienzos, 20 de cada color, de 16.85 metros de largo por 1.60 de ancho.

Aspectos de la bandera en el Zócalo capitalino. (Getty images, archivo)

 

Aquí recibimos los rollos de la fábrica de teñidos, y esencialmente nos dedicamos al corte de los artículos”, agregó el subteniente sastre Iván Martínez Arzaluz, supervisor de línea de Sastrería D.G.FA.V.E. de la Sedena.

El siguiente paso es la confección del escudo nacional. El de las banderas de escritorio o las banderas más comunes, como las de las oficinas, son bordados a mano con hilos finos de todo el mundo.

Para la confección de este artículo empleamos dos personas y aproximadamente dos semanas. El material que se emplea es hilo canutillo, el cual es traído de Francia. Cuando damos un primer estiramiento da una sensación o un relieve de rizo”, aseveró el ingeniero Jaime Ernesto Solano, jefe de Fábrica de Sastrería D.G.FA.V.E. de la Sedena.

El escudo de la bandera monumental tiene un diámetro de 12.5 metros. Se requieren cuatro operarios para pintar ambas caras del escudo durante dos jornadas completas de trabajo.

Para el pintado del escudo nacional utilizamos tintas textiles base agua. En total utilizamos 16 diferentes tipos de pinturas, de las cuales 11 son para hacer las bases, los cinco restantes son para darle el matizado”, explicó el ingeniero Rosalino González Aguirre, jefe de la Fábrica de Confección D.G.FA.V.E. de la Sedena.

Después del secado del escudo se unen los colores. La prueba final de calidad del lábaro patrio es desplegarlo en toda su extensión, para lo cual se requieren 160 elementos.

Se requieren seis días para su fabricación, teñido de tela y 10 más para su confección. Tendrán un año de vida. Pesan 250 kilos seca y 500 mojada. El viento es capaz de generar la misma fuerza de empuje de la vela de un velero.

Por ley, la bandera nacional nunca se lava. Al término de su vida útil es incinerada y sus cenizas conservadas con honores.

 

Con información de Carlos Ibarra
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