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ECONOMíA

3 días del año, 3 días de protesta contra el Gasolinazo

Este fin de semana se desataron manifestaciones en todo el país: desde Monterrey en el norte hasta Yucatán en el sur, desde Acapulco en el oeste hasta Veracruz en el este. Estos bloqueos carreteros, mitines políticos, clausuras de gasolineras y todo tipo de reacciones de políticos y ciudadanos muestra un descontento generalizado por el aumento en el precio de la gasolina.

No ha habido un comunicado oficial desde el Ejecutivo frente al repudio que se observa en las calles. Así, mientras continúa este descontento, el país comienza el año con la preocupación por la fragilidad económica y las futuras consecuencias de las reformas estructurales en un hostil ambiente internacional.

Rechazo político


Manifestante en gasolinera de Pemex. (AP Photo/Rebecca Blackwell)

A pesar de que José Antonio Meade, Secretario de Hacienda, aseguró que no habrá ningún impacto inflacionario por el aumento en gasolina, las voces de la oposición no tardaron en hacerse oír. Distintos perredistas, incluyendo a Alejandra Barrales, dirigente nacional del partido, se han pronunciado en contra de la medida. Jesús Zambrano, presidente de la cámara de diputados, instó por Twitter a los ciudadanos para que no consuman gasolina en los primeros días de enero y habló de hacer una revolución pacífica. También, el gobernador de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, se pronunció contra la sorpresiva medida:

Acabamos de tener una reunión de seguridad (gobernadores con el presidente hace unos días y no hubo ningún comentario de que fuera a haber una situación con ésta.

Por su parte, el líder nacional del Partido Acción Nacional, Ricardo Anaya, se preocupó por el efecto inflacionario que puede tener la medida. A través de un comunicado, el político dijo:

Nuevamente, los hechos evidencian que la reforma energética llegó muy tarde por culpa de la mezquindad del PRI. Esto ha ocasionado falta de inversión en áreas estratégicas que hoy hacen necesaria la importación de la mayor parte de las gasolinas que consumimos en el país.

Finalmente, a través de su cuenta de Twitter, el priísta Aristóteles Sandoval, gobernador de Jalisco, externó su indignación por la medida. Eso muestra que las reacciones al aumento de la gasolina no respetaron partidos político y que se extendieron más allá de los intereses políticos habituales.

Manifestaciones ciudadanas

Manifestación del primero de enero de 2017 afuera del Palacio Nacional. (AP Photo/Rebecca Blackwell)

Pero éstas no fueron las únicas reacciones que hubo al anuncio del ejecutivo federal. Tanto el primero como el 2 de enero ha habido manifestaciones en distintos puntos del país. En todos los casos se ha tratado de manifestaciones pacíficas que protestan, principalmente, a través del bloqueo de carreteras y el cierre simbólico de gasolineras. Estas manifestaciones ciudadanas se observaron en Campeche, Guerrero, Quintana Roo, Yucatán, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Tamaulipas, Sonora, Chihuahua, Jalisco, Morelos, Michoacán y la Ciudad de México, por solo mencionar algunos estados. La Policía Federal informó que hubo, al menos, 16 bloqueos en distintas vías.

En la Ciudad de México, varios inconformes tomaron una gasolinera en la esquina de Avenida Reforma con Insurgentes y bloquearon Paseo de la Reforma. También hubo protestas en el Hemiciclo a Juárez y en la Secretaría de Energía en donde un grupo de perredistas clausuró simbólicamente las instalaciones.

En el norte del país ha habido manifestaciones constantes en Ciudad Victoria, Tamaulipas, Monterrey, Nuevo León y diversos bloqueos en carreteras de Chihuahua. En esta entidad, de manera simultánea, fueron clausuradas las carreteras Chihuahua-Ciudad Juárez a la altura del kilómetro 31 y la carretera Jiménez-Delicias en el kilómetro 72.

En el sur del país también hubo manifestaciones. Un grupo de personas vandalizó, en Tapachula, una gasolinera; en Oaxaca se observó una movilización frente a las oficinas del SAT; en Acapulco, Guerrero un centenar de personas clausuró una gasolinera en el centro de la importante ciudad turística; y en Yucatán un grupo de transportistas bloqueó una avenida central con largas filas de tráilers.

Finalmente, en el centro del país se pudieron observar manifestaciones en Puebla, Veracruz y en distintos puntos de Cuernavaca. En la capital de Morelos, un grupo numeroso bloqueó todos los accesos a una planta de Pemex y otro tomó las instalaciones de la gasolinera del DIF estatal.

Inestabilidad y preocupación

Algunas de estas manifestaciones continuarán esta semana en todo el país. Se dice que se están organizando cacerolazos en Oaxaca y que continuarán los bloqueos en Chihuahua. A esta situación de descontento se suma un problema sin precedentes de desabasto de combustible. Al menos 150 gasolineras en Puebla, estado con un gran problema de robo de combustible, tuvieron que cerrar por falta de producto.

Pemex ha dicho que en realidad este desabasto no es preocupante y que se debe, principalmente, al mal tiempo en el Golfo de México que ha impedido que se descarguen buques de gasolina importada, por reparaciones a grandes ductos dañados por ladrones de combustible y por las compras de pánico. Sin embargo, también se habla de que varias gasolineras están especulando con el aumento de precio guardando gasolina para venderla más cara en enero.

Precios de la gasolina el 30 de diciembre de 2016. (AP Photo/Rebecca Blackwell)

Y, claro, hay otras voces que hablan de un problema estructural mucho más amplio. En entrevista para AP, la experta Miriam Grunstein de la Rice University de Houston habló de la mala gestión, desinversión y falta de visión en el manejo del sistema de refinación y distribución de Pemex:

Hay menos gasolina y la gente compra más pero si tuviéramos un sistema sano habría suficiente. Atribuir los problemas actuales al aumento de la demanda (como también hizo la petrolera) es absurdo.

En cualquier caso, el incremento en el precio de la gasolina es algo real. El aumento -que variará según las zonas geográficas- significa un precio máximo de 16.9 para la gasolina Magna, 18.20 para la Premium y 17.40 para el diésel. Entre 2013 y 2016, el precio de la gasolina ya había aumentado considerablemente al pasar de 10.92 para la gasolina Magna y 11.48 para la Premium a 13.98 y 14.81 respectivamente.

Sin embargo, ahora el fuerte aumento que responde al proceso de liberalización de la gasolina en México y al ajuste con el precio internacional, tuvo inmediatamente reacciones adversas. Muchos se preocupan sobre el efecto que puede tener en la inflación la depreciación del peso (que cayó más de 16% este año) y, ahora, el aumento en el combustible. De hecho, la CFE ya anunció que las tarifas comerciales, industriales y domésticas de alto consumo aumentarán entre 3.7 y 4.5%, 2.6 y 3.5%, y 2.6% respectivamente.

Finalmente, el enojo se ha concentrado particularmente en organizaciones políticas históricamente opuestas al presidente y a sus reformas estructurales; pero también hemos sido testigos de distintas manifestaciones de grupos de transportistas. Estos últimos reclaman, sobre todo, que las tarifas deben subir con el precio de las gasolinas y que estos aumentos constantes les impiden trabajar dignamente.

El aumento en el precio de la gasolina puede revertirse en un futuro por la implementación misma de la liberalización de los combustibles. Sin embargo, en un esquema de libre competencia, otros factores influenciarán en los precios de la gasolina. Porque, si tenemos en cuenta que entre el 60 y el 70 por ciento de los combustibles que se consumen en México son importados, el tipo de cambio y la fuerza internacional del peso influenciarán fuertemente en el precio de los combustibles.

Esperemos, mientras tanto, que el aumento en las gasolinas no impacte el frágil balance de una economía amenazada por la posibilidad de cerrar, el próximo año, con una tasa de inflación superior al 5%.