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EDUCACIóN

La importancia de reconocer a la primera niña trans en México

Sophía tiene solo siete años pero ya hizo historia.

Este 2017 al fin pudo cambiar su nombre y género para sentirse más cómoda con la identidad con la que llegó a este mundo.

Ella nació como niño pero su madre comenzó a notar las primeras pistas de su verdadera identidad cuando la veía actuar y jugar como una niña desde que tenía un año y medio de edad.

Este fin de semana Sophía concluyó un trámite que ella y su madre habían iniciado hace un año con el apoyo de la organización Litigio Estratégico en Derechos Sexuales y Reproductivos (Ledeser) y Ser Gay, de defensa de los derechos LGBTI, para que las autoridades de la CDMx la identificaran por fin como niña.

Ahora la pequeña podrá ir al escuela y presentarse como niña, jugar con muñecas y vestirse de princesa (como a ella siempre le ha gustado) sin que nadie la juzgue ni moleste, pues ante el mundo ella ya es y siempre ha sido Sophía.

Con este ajuste, la pequeña podrá dejar atrás años de sentirse forzada a cumplir las normas de identidad sexual que la sociedad le exigió. Ya no tendrá que vestirse como varón ni hacer “cosas de niños”, como jugar a la pelota con su padre o encargarse de algunas reparaciones en casa, por la presión de que eso era lo que se suponía que debía hacer para encajar en la sociedad. Ahora si lo hace, lo hará como niña.

Aun así, el poner de lado su pasado como niño le permite a esta pequeña desarrollarse como siempre lo quiso y eso es un hito importante para la historia de la aceptación de la diversidad sexual.

Alehlí Ordóñez, directora de Ledeser y una de las artífices de este proceso, dice: “Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a la identidad de género, que no se basa en la patologización de la identidad”.

El proceso buscaba la felicidad de una pequeña, pero se convirtió en un hito en la lucha por el respeto a la diversidad sexual (Twitter)

¿Patologización? Esto fue lo que cambió para Sophía

En años pasados, adolescentes de ambos sexos ya habían conquistado el derecho a cambiar su identidad oficialmente, pero el proceso tardaba demasiado y era considerado intrusivo.

Para lograr lo que esta menor de edad logró hace unos días junto a su madre y familia, antes se debía pasar por un juez, un médico y un psicólogo que daba un dictamen que acreditaba ante la ley la identidad trans del solicitante.

Solo así uno podía identificarse como mujer u hombre, dependiendo el caso, y dejar atrás su pasado para llevar una nueva vida libre de prejuicios o miedo.

Lo que cambió para la protagonista de esta noticia es que no hizo falta pasar por un juez ni presentar un dictamen médico o sicológico, sino únicamente la opinión de un especialista del Copred, el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México.

Sin embargo, el proceso de cambio de identidad para esta pequeña de siete años de edad no fue indoloro, pues desde muy pequeña sus maestras del preescolar y primaria, y sus compañeritos, vieron el caso de Sophía como un problema que había que erradicar.

La madre de Sophía recuerda la vez en la que su hija fue objeto de las burlas de sus compañeritos de la escuela cuando anunció que en su fiesta de cumpleaños se vestiría como uno de los personajes femeninos de la película animada “Frozen”.

La diversidad existe y se debe enseñar a respetarla. Sin embargo, este principio no fue llevado a cabo por las autoridades de la escuela donde la niña estudiaba hasta hace poco. Allí, a pesar de contar con un dictamen de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) que la acreditaba como niña, se intentó tratar a Sophía como un niño y su identidad como algo que debía corregirse.

Esto lastimó a la pequeña y comenzó a hacerla más tímida. Por eso su madre la cambió de escuela con el fin de que pudiera darse la oportunidad de presentarse como niña desde el principio, sin miedo a que sus compañeros o maestros la juzgaran.

El caso de Sophía ayuda a crear un mundo que acepte la diversidad sexual y la respete sin importar la edad u origen de las personas. Desde el principio esta pequeña contó con el apoyo de su familia y gracias a ello, varios meses de trabajo y esfuerzo le permitieron, por fin, recibir el reconocimiento legal de su identidad real.

Pero no hace falta un papel emitido por las autoridades de la capital para que se le tome en cuenta a Sophía como niña, pues ella, de acuerdo a su madre, siempre se identificó como tal, y ese deseo tiene que respetarse.

El derecho de esta menor y el de muchos otros a identificarse como deseen no solo es un triunfo para una sociedad moderna, sino también una oportunidad para que un ciudadano o ciudadana se desarrollen plenamente como deseen.