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FAMILIA

Qué suerte les espera a los que huyen de Centroamérica

Aunque los sangrientos años de las guerras civiles quedaron en los libros de historia del siglo XX, varios países de Centroamérica mantienen altos índices de mortalidad a causa de la delincuencia que destroza el tejido social. Las primeras víctimas de la inseguridad que impera en las calles son las familias que intentan llevar una vida en paz. El cáncer del narcotráfico obliga a los ciudadanos a escoger una de tres opciones: formar parte del círculo vicioso del crimen, huir del país, o morir.

El caso de Guatemala no es tan alarmante como el de sus vecinos, El Salvador u Honduras, pero con con 27.3 asesinatos por cada 100 mil habitantes, la situación obliga a las familias a tomar medidas extremas. La gran mayoría de los migrantes huyen hacia el norte, hacia Estados Unidos, país que ha hecho todo lo posible por cerrarles la puerta a las personas de naciones atormentadas por la violencia. Pero hay otros que buscan empezar una nueva vida en Europa.

Tal es el caso de Karla Escobar, guatemalteca de 26 años de edad, quien se vio obligada a huir de su país natal tras el secuestro que sufrió ella y su hermana menor a manos de una banda de secuestradores. Karla descubrió que el líder de los secuestradores era su propio padre, un intento por chantajear a su madre quien huyó a Estados Unidos y amenazaba con llevarse a sus hijos. En ese momento, Karla supo que ella también tenía que huir de Guatemala.

El siguiente reportaje de Sin Filtros nos cuenta la historia de Karla, quien ahora vive tranquila en Madrid, pero la transición no fue nada sencilla…