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ACCIDENTES

Carta de víctima del Titanic es subastada a precio récord

Una de las pocas cartas en buen estado redactadas por una víctima del naufragio del Titanic, acaba de ser vendida por la casa de subastas Henry Aldridge and Sons en Wiltshire, Inglaterra.

La misiva detallaba los lujos que poseía el Titanic, lo sabrosa que era la comida que se servía allí y lo distinguido de sus pasajeros.

El documento se escribió el 13 de abril, solo unas horas antes de que el barco comenzara a hundirse la noche del 14 del mismo mes, en una hoja con membrete de la línea White Star, propietaria del barco.

Esta carta, además de relatar más detalles de lo que fue el viaje inaugural del Titanic, fue escrita por Alexander Oskar Holverson, un vendedor de Minnesota que viajaba en primera clase con su esposa, Mary Alice, que sobrevivió al desastre.

De acuerdo a la agencia noticiosa Reuters, la carta iba dirigida a la madre de Holverson y fue encontrada junto a su cuerpo cuando el barco ya descansaba en el fondo del Atlántico.

Tras ser rescatada, la carta fue cedida para la subasta por la familia de Holverson. Se cree que este es uno de los últimos documentos escritos por un pasajero del Titanic que permanece en buenas condiciones hasta nuestros días.

Durante la noche de la subasta, la carta fue vendida a un precio récord de 166 mil dólares, 10 mil más que otra misiva escrita por otro pasajero que sí sobrevivió al naufragio y que fue vendida en 2014.

¿Qué dice el documento?

Holverson, claramente emocionado por los lujos que ofreció el viaje de Inglaterra a Nueva York, comentaba sobre la presencia de John Jacob Astor, uno de los empresarios más ricos de entonces.

“Tiene el aspecto de cualquier otro ser humano aunque tiene millones,” relata Holverson. “Incluso se sienta con su esposa en la cubierta del barco junto a nosotros”.

La carta fue rescatada junto al cuerpo de su autor (Henry Aldridge and Sons).

A horas de que el barco más lujoso de ese momento se estrellara contra el témpano que lo hundió, Holverson vaticinó un viaje tranquilo que lo llevaría a Nueva York unos pocos días después. El barco nunca llegó a los muelles de aquella ciudad.

Andrew Aldrige, quien subastó el documento, confesó estar emocionado con el precio por el que la vendió. “Refleja la importancia de la carta,” dijo.