Como si tuvieran vida propia, las ciudades cambian, pero lo hacen por partes. Mientras algunas zonas exclusivas se deterioran con el tiempo, otras surgen y se convierten en colonias residenciales. Algunos cambios son evidentes e inmediatos, pero otros suelen ser algo engañosos y llevan consigo consecuencias que son difíciles de medir a corto plazo, aunque con el tiempo prueban ser devastadoras. Tal es el caso de la gentrificación.
¿Qué es la gentrificación?
Ninguna de las grandes urbes del mundo está exenta de este fenómeno que se refleja en el paisaje urbano. Desde la Ciudad de México hasta Nueva York y Londres, pasando por Madrid, la gentrificación son nuevos procesos que influyen y alteran el estilo de vida de un barrio popular. Todo comienza con el aumento de interés exhibido por una clase burguesa en el entorno de la colonia. Dicho interés atrae la presencia de grupos con mayor poder adquisitivo (se habla de hipsters, gays de clase media y turistas) lo que a su vez incrementa la presencia de marcas y negocios ajenos al barrio. Estas nuevas empresas (cafés, tiendas boutique, hostales, fish tacos) terminan por expulsar a las viejas tiendas de la zona y vender sus productos y servicios a precios más altos.
Por si fuera poco, la presencia de nuevos vecinos de clase media, con sus gustos refinados y su ropa de marca, provoca que los valores de las bienes raíces de la zona exploten. Con el paso del tiempo, el barrio pierde su color popular y los viejos habitantes de la zona se ven obligados a mudarse, incapaces de pagar la nueva renta o los altos precios de los productos de su entorno. Tales son los efectos de la gentrificación y ningún país está a salvo.
El siguiente reportaje de Sin Filtros analiza los efectos de la gentrificación en uno de los barrios populares que restan del centro de Madrid.
