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POLíTICA

Hitler a la alza en Alemania: Dos hechos preocupantes

En los últimos años los movimientos de ultra derecha han aumentado en Europa así como los eventos de intolerancia. Alemania no se ha salvado de este fenómeno y en dicho país han ocurrido varias manifestaciones por parte del grupo PEGIDA quienes están en contra de la política de refugiados de la canciller alemana Angela Merkel.

Pero si este fenómeno es preocupante, también lo son dos hechos (aislados y que no necesariamente están conectados) que han ocurrido recientemente en tierras teutonas.

Hitler…un autor muy popular

El Instituto de Historia Contemporánea de Múnich informó que en un año se han vendido 85 mil ejemplares de la edición crítica de “Mein Kampf” (Mi Lucha) el ideario político de Adolf Hitler cuya publicación estuvo prohibida en Alemania durante 7 décadas.

Será a finales de este mes que llegué la sexta edición de este libro que son dos tomos de 1, 948 páginas que contienen sus ideas antisemitas y ultranacionalistas.

El hecho es ambiguo, ya que el libro que salió a la venta no es solamente el libro de Hitler sino que viene lleno de un aparato crítico que son comentarios que contextualizan las afirmaciones del polémico personaje y que muestran sus raíces y las consecuencias de las ideologías totalitarias.

Esta edición se realizó justamente para que el libro no circulara solamente como un vehículo propagandístico de las ideas racistas de Hitler, la pregunta es ¿se estará leyendo con el cuidado que los editores y comentaristas esperan? ¿o es este éxito comercial un motivo para prender los focos rojos?

Nafris: el término racista que usa la policía alemana

Por otro lado, en Año Nuevo, en la ciudad de Colonia, la policía local detuvo a cerca de mil hombres “aparentemente de ascendencia africana” como parte de una operación para “evitar” incidentes como los registrados en la ciudad hace un año, en los que hubo enfrentamientos y disturbios de los que se culpó a los migrantes.

Los africanos fueron detenidos e interrogados por la policía. Entonces se desataron varias críticas porque parecía que el criterio de la policía era completamente racial pues se detenía a los hombres por su apariencia física, de hecho, se les llamó abiertamente “nafris” indicando que su apariencia era norafricana.

Al final, este Año Nuevo sólo se reportaron “algunas denuncias de abusos aisladas”, lo que para muchos significó que esta persecución contra los “nafris” fue una práctica de seguridad exitosa (el año anterior hubo decenas de abusos). Pero para otros, lo que sucedió fue algo desconcertante, ¿qué significa que en Alemania se vuelva a tener prácticas de control racial?, ¿no podía haberse tenido una seguridad que no estuviera dirigida exclusivamente a una raza?

Según el diario germano Süddeutsche Zeitung, en Alemania es ilegal que un oficial tome acciones contra ti por tu perfil racial, lo que, además, contraviene las convenciones europeas e internacionales de derechos humanos. No hay que confundirnos, no está mal que la policía actúe y te detenga si tiene una firme sospecha de tu peligrosidad, pero si la única motivación que usa es tu raza, entonces estamos hablando de discriminación y prejuicios raciales pues no tienen realmente una base para detenerte.

Desgraciadamente, es común que los policías germanos pidan documentos a ciudadanos en espacios públicos amparándose en los parágrafos 22 y 23 de la Bundespolizeigesetze (Ley de Policía Federal) que permite que los policías hagan controles de identidad para “prevenir y luchar contra la entrada ilegal en el territorio federal” ademas de que funcionan “para evitar un peligro”.

Pero ese control no se aplica a la apariencia racial… es por eso que políticos y autoridades  de seguridad han afirmado que los policías en Colonia no actuaron sólo por medio de prejuicios raciales, aunque no han dicho con base en qué otros elementos lo hicieron.

En el diario germano Die Zeit, Christian Bangel se pregunta si lo que hizo la policía de Colonia no fue igual, en forma, a lo que hizo la policía estadounidense en Charlotte o en Ferguson cuando dispararon a ciudadanos afroamericanos.

Los motivos de la policía estadounidense fueron meramente raciales, vieron a alguien y en lugar de investigar decidieron “evitar el peligro”, pero si esto, más que evitarles un peligro lo único que hizo fue provocar que una comunidad se uniera y comenzara a hacer disturbios y protestas.

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Para Bangel la situación fue clara, no se atacó a un individuo sino que se le atacó en función de su “pertenencia” a una comunidad (es decir, se dejó en claro que la peligrosa era una comunidad entera y que era ella a la que habían que atacar). Bangel cree que esto es peligroso pues realizar este tipo de acciones contra las comunidades es más contraproducente que beneficioso ¿de verdad queremos a una comunidad entera molesta por considerársele peligrosa de manera prejuiciosa? ¿No sería mejor hacer algo para ver la peligrosidad de cada individuo independientemente de su raza?

Lo más problemático es que existe el consentimiento de la mayoría de la ciudadanía para que la policía haga este tipo de prácticas racistas. Según Felicitas Kock y Benjamin Moscovici, en Alemania no hay un verdadero debate acerca del racismo y las prácticas racistas en la vida cotidiana a diferencia de países como Estados Unidos o Gran Bretaña, esto no quiere decir que no existan, sólo no se discuten. Ellos esperan que los terribles hechos de Año Nuevo sean la excusa para comenzar la discusión pública del tema.

El tema también es interesante para México, en donde la discusión acerca de la discriminación por el color de piel aún sigue en pañales aunque no por eso es menos real.

Si quieres leer más sobre el tema del racismo en México, lee nuestros textos:

Entre el best-seller racista y las prácticas racistas de la policía alemana la pregunta es: ¿deberíamos preocuparnos?