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ARTE Y CULTURA

El verdadero origen del vibrador femenino

Durante mucho tiempo se pensó que el vibrador femenino surgió como una herramienta de la medicina occidental para curar “la enfermedad de la histeria femenina”, sin embargo, esto al parecer es un mito.

En su libro The Technology of Orgasm, publicado en 1999, la historiadora Rachel Maines refiere que en la época victoriana se consideraba a la “histeria femenina” como una enfermedad, que supuestamente explicaba la ansiedad, el insomnio, los desmayos y la tendencia de las mujeres para causar problemas.

La cura para esta supuesta histeria era el placer sexual y en la época victoriana, el método usado por los médicos era llevar a sus pacientes al orgasmo. De acuerdo a esta versión de Maines, durante miles de años los doctores usaron sus manos, pero ante la epidemia que había de ese padecimiento recurrieron a una alternativa más eficiente y rápida.

Así habría surgido el vibrador.

Paciente “con histeria”

Este relato fue trascendiendo hasta ser considerado primero como un elemento de la cultura popular y luego como un hecho histórico. Maines incluso señaló que los doctores del siglo XIX se referían los orgasmos como paroxismos y no consideraban a los vibradores como un objeto sexual pues “no había penetración”.  Con el paso de los años, este instrumento fue dando un giro hasta encontrar su lugar en el mercado de los juguetes sexuales.

No obstante, esta hipótesis fue refutada recientemente por dos historiadores del Instituto de Tecnología de Georgia. Ellos señalan que si bien hay evidencias circunstanciales de que antes del siglo XX se practicaba el mensaje genital, no hay pruebas fehacientes de que en algún momento fuera considerado como elemento de praxis médica.

En otras palabras, las afirmaciones de Maines no están sustentadas totalmente por sus fuentes.

Set de dildos de la dinastía Han, en el Beijing Capital Museum (imagen tomada de flickr.com/photos/31790930@N07/).

El estudio de los historiadores del Instituto de Tecnología de Georgia señala:

Maines no cita una sola fuente que describa abiertamente el uso del vibrador para masajear el área del clítoris. Ninguna de sus fuentes en inglés menciona la producción de ‘paroxismos’ mediante masajes o cualquier otra cosa que pueda sugerir remotamente un orgasmo. De hecho, la mayoría de las fuentes sobre la histeria que menciona Maines dejan de mencionar los vibradores.

Además, una de las pocas fuentes que se aplica a los vibradores no se refiere a las herramientas como un tratamiento para la histeria. En cambio, el médico victoriano citó defensores del uso de vibradores en ‘los intestinos, los riñones, los pulmones y la piel’. No se menciona su uso en los genitales”.

Éste es el primer estudio que cuestiona los argumentos de Maines en 19 años. Al respecto, la historiadora respondió que su libro sólo ofrecía una teoría:

Nunca dije tener pruebas de que este fuera realmente el caso. Lo que dije fue que esta era una hipótesis interesante, y como ahora señalan -correctamente, creo- la gente se enamoró de ella. Estaba lista para convertirse en mitología de alguna manera. No pretendía que fuera así, pero chico, la gente lo tomó, y acabó en eso.”

El problema, de acuerdo a los autores de este nuevo estudio,  fue que en su libro Maines dio pie para pensar que lo escrito en su libro se trata de hechos y no de una teoría.

los académicos rara vez revisan los hechos de los demás con cuidado, especialmente cuando repiten historias que quieren ser verdad”.

Con información de The Atlantic