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ECONOMíA

El queso manchego mexicano podría desaparecer

Una nueva guerra comercial puede acabar con el queso manchego como lo conocemos.

La Unión Europea está negociando con México para modificar ciertas reglas de comercio extranjero. El asunto es que quieren que los productores mexicanos de quesos dejen de utilizar el nombre de ciertos quesos típicos de Francia, España e Italia como son el manchego, el roquefort y el parmesano.

La denominación de origen es lo que protege los nombres de ciertos productos locales en el mundo. La champaña sólo puede llamarse champaña si es producida en la región de Champagne en Francia. Pasa lo mismo con el coñac, el tequila y muchos otros productos alrededor del mundo.

En principio, el queso manchego sólo puede llamarse así, también, si fue producido según ciertas normas de proceso en la región de La Mancha en España. El parmesano proviene, de la misma forma, de una preparación tradicional en Parma, Italia; y los quesos Feta y Roquefort son productos específicos de ciertas regiones de Grecia y Francia.

AP Photo/Bob Edme)

Sin embargo, el feta, el roquefort, el manchego y el parmesano no tienen denominación de origen. Es por eso que hay una producción masiva de estos quesos en México y no hay ningún problema legal en que se les nombre con los nombres tradicionales europeos.

El manchego que se produce en México rara vez tiene leche de oveja y, en general, está hecho con leche de vaca. El manchego tradicional español, en cambio, sólo se produce en la región de La Mancha, con pura leche de oveja y un proceso de maduración que va de los cuatro meses a los dos años como máximo.

En nuestro país el consumo de quesos llamados manchego o tipo manchego produce una enorme derrama económica para la industria lechera pues es uno de los quesos que más se consumen en el territorio nacional. Y de esta industria dependen más de un millón de empleos.

Sin embargo, según un estudio citado por la BBC, el 95% de los mexicanos no sabe que el queso manchego proviene tradicionalmente de La Mancha ni sabe de su preparación tradicional.

(AP Photo/Bob Edme)

En este contexto, la industria lechera se ha negado categóricamente a la petición de la Unión Europea.

Según los empresarios mexicanos, el queso manchego tradicional se puede conseguir en mercados gourmet y tiene un público completamente distinto al manchego comercial común.

El consumidor mexicano conoce el sabor del queso manchego, la apariencia del producto mexicano, sabe sus costos y en ningún momento lo confunde. Por eso decimos que son términos de uso común. Aún si la gente supiera que el queso manchego se elabora con leche de oveja y está madurado, no cambiaría su tendencia de consumo. Por eso decimos que no hay ningún daño ni perjuicio a los productores de Europa.

Por el momento no hay ninguna ley que fuerce la mano de los productores mexicanos. Pero las presiones de la Unión Europea han causado miedo en el gremio. Porque muchos argumentan que las pérdidas serían catastróficas de crearse un monopolio de los nombres de quesos tradicionales.

La Unión Europea quiere establecer un monopolio donde ellos confiscan los nombres que han sido comunes y genéricos por muchos años. Lo quieren monopolizar para sus propios productores, apropiarse de un mercado desarrollado por alguien más.

(AP Photo/Bob Edme)

Desde 1996 hay un tratado de libre comercio entre México y la Unión Europea que, actualmente, puede renegociar ciertos aspectos de la relación comercial entre ambos países. De establecerse un monopolio de nombres de quesos, los empresarios temen pérdidas millonarias, cierre de fábricas y una fuerte desestabilización de los precios.

Es penoso que se esté forzando a que la víctima, en este caso el productor de queso mexicano, deba defenderse como si fuera un ladrón. Deberían decirle a la Unión Europea que si quiere que se proteja su indicación geográfica tiene que esperar a que se apruebe una ley, porque en este momento no hay.

Por ahora no sabemos nada más de las posibles sanciones internacionales a productores de quesos mexicanos. Pero esta batalla legal tiene consecuencias potencialmente graves para la economía mexicana en uno de los peores momentos de renegociaciones multilaterales de acuerdos comerciales.