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CIENCIA Y TECNOLOGíA

Este profesor del IPN convirtió su coche de gasolina en uno eléctrico; gasta 4 pesos cada 25 km

¿Te imaginas tener un vehículo modelo 2002 que hoy puedas transformar en un coche 100% eléctrico y que te dure 10 años más?

Tal fue lo que hizo César Gustavo Gómez Sierra, académico del Instituto Politécnico Nacional (IPN), y lo hizo en su tiempo libre, cuando no estaba impartiendo clases en la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (ESIQIE).

Gómez Sierra tenía un Sentra 2002, de transmisión manual a cinco velocidades y 130 caballos de fuerza. Como lo gran mayoría de vehículos que transitan por las calles de la Ciudad de México, su coche consumía gasolina. Pero al cabo de un año, el profesor lo equipó con un banco de ocho baterías de litio, al igual que una larga lista de accesorios necesarios para readaptar el vehículo a un sistema eléctrico.

Hoy, Gómez Sierra recorre los 25 kilómetros diarios de distancia entre su residencia y su trabajo (y de regreso) a una velocidad de 80 km por hora y apenas le cuesta 4 pesos para recargar su automóvil. Esto se basa en la tarifa actual de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de un peso por cada kilowatt, y para un traslado de 25 km, no se requiere más que una recarga de 4 kilowatts, cosa que toma entre tres y cuatro horas.

Cabe mencionar que la recarga de las baterías debe ser con un contacto de toma corriente de 110 volts o en las tomas autorizadas de centros comerciales, donde la recarga es gratuita. Siempre y cuando se recarguen adecuadamente, las baterías pueden tener una vida útil de hasta 10 años. A todos estos beneficios hay que agregar que -como ya no gasta nada en gasolina- se eliminan las emisiones de gases de efecto invernadero, así como el uso de aceites y lubricantes requeridos por un motor convencional.

Sin embargo, hay que aclarar que transformar tu auto en uno eléctrico es una inversión que a Gómez Sierra le costó 180 mil pesos. Hay que desarmar el coche pieza por pieza y comprar las partes necesarias, así como importar varios componentes desde Estados Unidos. De cualquier forma, sigue siendo una opción más económica que un automóvil eléctrico de agencia, que suele costar hasta cuatro veces más.

Al respecto, Gómez Sierra dijo a la página del IPN:

Es importante mencionar que este es un trabajo difícil que se inicia por quitar los fluidos como anticongelantes, aceite de motor, retirar la dirección hidráulica, tornillería de soporte, pero con cuidado porque con cada elemento se puede obtener un beneficio al vender dichos componentes y deberán estar en perfectas condiciones para ello.

También le quitó “el motor de gasolina y los componentes relacionados como son el radiador, el motor de arranque, alternador, tubo de escape, silenciador, convertidor catalítico, tanque de gasolina, conexiones eléctricas y computadora.” Con el apoyo de los maestros Leslie Gómez Ortiz y Alejandro Sandoval Ramos, este maestro ahora tiene un vehículo semiautomático con un freno regenerativo y que puede transportar hasta cinco personas sin que se vea afectado su desempeño.